jueves, 29 de noviembre de 2007

PLAN FINAL DE UNIVERSIDAD CONTEMPORANEA


APUNTES DE TEORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO
UNIVERSIDAD CONTEMPORANEA
PRIMER SEMESTRE
ESCUELA DE DERECHO


Objetivos Generales:

a) Valorar la Importancia que algunos sucesos históricos coyunturales tienen para el avance en el conocimiento estructural de la ciencia económica y su vínculo con el Derecho.
b) Observar como la historia es una sucesión de formas de organización económica y jurídica, misma que impacta en las civilizaciones, llevándolas a su expansión o su desaparición en función de su eficiencia relativa.

Objetivos Específicos:

a) Conocer las aportaciones de cada autor y escuelas en el contexto histórico en que se producen.



Introducción

Estudiar historia es siempre recomendable en cualquier disciplina. Se dice que quien no conozca la historia estará condenado a repetirla, lógicamente la historia es irrepetible, pero si que nos sirve para prever errores que ya se cometieron y para ver como otras personas resolvieron otros problemas similares o ligeramente distintos.

En Economía además este estudio es imprescindible porque ayuda a entender la configuración actual de la ciencia. La economía es vista por algunos especialistas como algo real, mecánico, que existe fuera de las instituciones y de la influencia humana, a estos y con su permiso se les pueden englobar bajo las denominaciones genéricas de iusnaturalistas o positivistas. Otros sin embargo la observan como un conjunto de reglas inventadas, flexibles, y sujetas a ideología y a coyuntura institucional iusnormativistas.

Ambos ven en la historia un campo donde refutar o confirmar sus hipótesis. En su versión más pura ambas corrientes pueden tener razón o estar equivocados en alguna medida, pero los que, en cualquier caso siempre se equivocan son los que ven la economía como un conjunto de recetas planas sin un sentido histórico. Este debate acerca de sí la Economía es una ciencia, es decir “estudia la realidad percibida por los sentidos[1]” o bien la Economía es un arte[2], es decir aplica conocimientos y técnicas normativas, es muy relevante. Si consideramos que la Economía es una Ciencia estaremos profundizando y avanzando en el conocimiento de algo real, si es un arte todos nuestros esfuerzos serían, en gran medida, inútiles ya que lo que estudiamos no tiene fundamento fuera de la coyuntura social, institucional o normativa de cada momento histórico[3].

El estudio de la Historia nos enseña que una buena parte del conocimiento de la Economía es Ciencia porque es positivo, existe fuera de las sociedades y de sus normas.

También será cierto que las sociedades pueden adaptar esta realidad, mediante normas, y que los caminos que elijan pueden determinar un mejor o peor resultado en términos de desarrollo y bienestar.

Por otra parte la historia es la mejor fuente de información de que disponemos. Nuestra Ciencia no es experimental, En primer lugar porque no sería ético experimentar con seres humanos para estudiar sus reacciones ante cualquier fenómeno económico (pobreza, riqueza imposición desempleo, etc.), pero es, en segundo lugar, es que no es siquiera posible aislar a un individuo o a una sociedad para someterla a un fenómeno económico aislado para comprobar variaciones en su comportamiento en función de esa única variable. La experimentación científica trata de medir los efectos de una variable en otra para ello aísla el experimento de cualquier otra influencia exterior.

En economía esto no es posible, aunque a un individuo lo sometiésemos a alguna perturbación siembre tendría influencia del entorno que haría que su respuesta pueda ser distinta. En última instancia incluso un individuo aislado fuera de toda influencia exterior es un ser humano cuyo libre albedrío puede ocasionar cientos de respuestas distintas ante un mismo estímulo y, en cualquier caso los resultados de dicho experimento serían inútiles porque un individuo aislado no es representativo de un individuo inmerso en una sociedad.



Por ello para obtener datos y resultados los economistas debemos estudiar la historia, para obtener información sobre los comportamientos sociales en lo que se denomina “experimentos naturales” que no son más que situaciones en las que parece que lo único que cambia entre dos grupos humanos no sea más que la variable de interés. Por ejemplo: queremos saber hasta que punto un mayor o menor grado de centralización o descentralización económica permite un mayor o menor crecimiento económico. No es posible jugar a centralizar y descentralizar un país para observar los resultados pero si es posible observar los resultados que se producen en la realidad, y ver hasta que punto los países más descentralizados tienen una mayor o menor tasa de crecimiento que el resto. O mejor aún, el caso de España en el que han convivido algunas Comunidades Autónomas con gran nivel de autogobierno con otras en el que este ha sido inferior, permite estudiar los resultados de la descentralización incluso dentro de un mismo país.

La historia es única, sin embargo, por claridad expositiva y porque tienen objetos de estudio que se suelen estudiar por separado, la dividiremos entre, por un lado, la historia del pensamiento económico, más tradicional y ligada a la denominada “economía real” y por otro, la historia del dinero y la economía monetaria, más actual.

















































PRIMERA PARTE: HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

GRECIA

Muchos de los conceptos económicos básicos como la relación entre precio y cantidad (asociado a buenas o malas cosechas) o de la división del trabajo, beneficios del intercambio, utilidad, etc.

Son prácticamente genéticos, pertenecen al mundo de los instintos básicos vitales, no pueden ser atribuidos a nadie y se conocen prácticamente desde siempre. Si quisiésemos estudiar su origen deberíamos remontarnos tanto que posiblemente nos perderíamos en la memoria de los tiempos.

Es posible que algunas percepciones económicas sobre como organizar, por ejemplo, los mercados, la producción, etc. fuese el origen de los grandes imperios pre-griegos, como la economía centralizada Egipcia, el imperio Babilónico de Hammurabi, y su ley, o la economía China de Confucio. Pero este análisis excede del objetivo de estos apuntes.

Es en Grecia que encontramos a Jenofonte (427-355 aC) que escribe el tratado Económico, que significa Administración de la Casa y que otorga el nombre a nuestra disciplina. Jenofonte fue un soldado discípulo de Sócrates. Su preocupación es la toma de decisiones eficiente en todos los ámbitos (ejercito, comercio, hogar, etc) Para Jenofonte el decisor tiene que ser líder y no sólo administrador, parecido a un empresario schumpeteriano, que actúe contra las fuerzas de la naturaleza, impredecibles y desordenadas, con habilidad, orden y dividiendo el trabajo.

También cita lo que se podría asociar a la actual teoría de la utilidad (cuando a una persona se le presentan muchos platos se siente harta antes de comenzar) y de la relación entre economía y Psicología, y de un cierto valor dependiente de la usabilidad (los mismos objetos pueden ser bienes o no en función de quien los posea por ejemplo: una buena flauta es un bien inapreciable en manos de un artista y un palo inútil en manos de un torpe)

Platón (427-327 aC) escribe La república y está, con el resto de los sofistas, más preocupado en descubrir el principio último de las cosas y su posición ideal perfecta.

Las cosas reales, serán tanto más perfectas cuanto más se parezcan a nuestro mundo ideal. Su referencia más cercana a los temas económicos se refiere a la organización ideal del Estado. Piensa que la sociedad debe organizarse en castas (trabajadores, soldados, gobernantes, sobre estos últimos piensa que deben ser solteros sin patrimonio propio y viviendo en comunidad, etc.), lo que equivale a una cierta visión de la división del trabajo. Piensa también que, dentro de la sociedad el Poder Público tiene su origen natural en la organización de la familia patriarcal y que el comercio es un mal necesario.


Los impredecibles movimientos de este último pueden alterar la estructura de su ciudad ideal así, por ejemplo, observa que la distribución de la renta está detrás del paso de una oligarquía a una democracia o a una dictadura. El mercado pues debe ser controlado administrativamente para que sus resultados no alteren la organización ideal. Respecto a la moneda, fue capaz de observar que no tiene porque tener un valor real, basta con que tenga un valor nominal y que deba ser aceptada en la polis.

A Platón, se le puede observar como un gran defensor de la intervención pública institucional, por ejemplo comunista o fascista, una intervención rígida y estable.

Casi dogmática o totalitaria, como se ha apuntado, de un modo casi patriarcal. Aristóteles (384-322 aC) escribe Tópicos y retórica y ética, recordemos que él fue Es discípulo de Platón –sin embargo, su tesis es más humanista-

Su visión de la economía incluye:

b) Que el comercio comienza con el excedente.
c) Que la estimación subjetiva de comprador y vendedor debe ser diferente.
d) Que, en caso de disputa se necesitan normas previas para resolver juicios.

Su teoría del dinero es muy interesante: Ya que incluye el motivo transacciones (el dinero sirve para adquirir, como patrón de medida y como medio de cambio) y el motivo precaución (garantía de lo que necesitamos).

a) Defiende que deben impedirse las transacciones innecesarias.
b) Cree que el dinero debe tener un valor real (es decir debe ser algo con un valor intrínseco).
c) Dado que el dinero se consume con su uso no debe cobrarse precio por el mismo, es decir no se debe cobrar interés. Respecto a la organización social defiende que el Estado nace como consecuencia de un pacto social, como un contrato social.

Quizá el problema último de los griegos es que no se percataron de ningún mecanismo automático en los mercados, ni ninguna posibilidad de manipulación o alteración de la renta. Por ello no consideraron la Economía como una rama independiente de la Ciencia.














ROMA

Su aportación fundamental está en el derecho (ius civile como derecho de los ciudadanos y ius gentium como derecho de los gentiles o extranjeros). Una de sus principales preocupaciones, porque constituían la principal fuente de financiación del sector público imperial, así como su principal aportación al avance económico son los reconocimientos de los derechos de propiedad y la validez de los contratos sobre todo de arrendamiento, aparcería, etc.

Por otra parte, su forma de hacer justicia, similar al actual sistema anglosajón basado en la jurisprudencia de los altos tribunales, incluía jueces, abogados y fiscales legos que pedían opinión a personas de contrastada reputación que, con el tiempo fueron formando un cuerpo jurídico sólido y coherente.

Algunas características del sistema económico romano son: instauración de impuestos capitativos (censitarios) por estimaciones objetivas a los gentiles; graves problemas inflacionarios por la devaluación de la moneda mediante adulteración de la aleación, por ejemplo en tiempos del emperador Adriano; aceptaron el pago de intereses.

Los autores más representativos de la época solían escribir sobre gestión agrícola. Varrón el viejo por ejemplo pretendía demostrar que la dureza con los trabajadores era imprescindible para la producción; Catón; Colmuela llega a argumentar que un trabajador libre produce más que un esclavo.

LA ESCOLÁSTICA

No podemos observar una caída o una derrota del imperio romano de occidente, sino más bien un proceso de disolución de la estructura imperial y de las ciudades en favor de un proceso de ruralización agrícola que se prolonga por siglos.

La imposibilidad de expansión militar reduce los ingresos necesarios para el mantenimiento de los gastos del imperio, para cuya financiación, progresivamente se aumentan los impuestos.

Estos impuestos eran más fácil de cobrar a los residentes en las ciudades que a los residente en ambientes rurales por lo que la población pudiente, también progresivamente se instala en el campo, lo que continua con el proceso de reducción de ingresos fiscales.

En cualquier caso, tras la disolución del imperio romano, en occidente se impone un sistema de producción estamental basado en la explotación agrícola con las siguientes características:

• División del trabajo social;
• Mantenimiento de la población a una tasa de renovación;
• Autoabastecimiento o suficiencia.

En el sistema feudal de la alta edad media los caballeros eran la máxima clase social, los vasallos, la última. Ser caballero comenzó siendo fácil sólo se necesitaba un caballo, una espada y aprender a utilizarla, pero después fue difícil y habría que pasar duras pruebas y filtros. La Iglesia cristiana es reconocida tras el edicto de Milán de Constantino5 (313). En el concilio de Constantinopla triunfan las tesis platónicas de S. Agustín (354-430), embrión que configurará la estructura de la Iglesia y del Estado durante los siguientes ocho siglos. En la biblioteca de Toledo, conquistada en 1085, se encuentran textos de los clásicos griegos, normalmente traducidos al árabe, cuya interpretación dará frutos durante los siguientes 400 años.

El Islam también aporta los sistemas de representación numérica. La Iglesia se mantiene independiente del poder central, es como “un estado dentro de otro estado”, lo que permite el florecimiento de la ciencia y la cultura bajo sus muros así como el surgimiento de movimientos radicales (más entre los frailes que entre los monjes).

Así Hobbes promueve el contrato social como fundador de la sociedad. En este ambiente se perciben ciertos cambios sociales, científicos, culturales, etc. que concluirán en el renacimiento. La principal institución cultural, la Iglesia, es promotora de estos cambios, crea universidades y crea el procedimiento escolástico.

Los escolásticos (escuelas), hablan un mismo lenguaje y esto incrementa su capacidad de discusión (Alemania, España, Italia, Inglaterra) y unificación de criterios. El método escolástico consiste en una especie de juicio científico: Se expone una cuestión; se exponen hechos contradictorios; un jurado daba un veredicto y se documentaba todo el proceso.

Una vez era confirmada la teoría pasaba a formar parte del bagaje de lo considerado admisible como Ciencia. Era mayoritariamente deductivo aunque a veces también inductivo, la gran figura del tiempo es Sto. Tomas de Aquino (1225-1274) con influencia más aristotélica, es más humanista y aperturista.

En el terreno económico la gran obsesión de los escolásticos es buscar el precio justo de las cosas, el moralmente admisible, el que no provoca un enriquecimiento inmoral.

En este sentido S. Alberto Magno introduce el concepto de “valor trabajo”. Sto. Tomás el de “indigentia” que consiste en apreciar que el estado de necesidad puede provocar la alteración del precio de las cosas y Gerardo Odonis el de “raritas” que consiste en que un gran determinante del precio es la escasez que es debida al coste de producción o extracción. No es difícil observar que el enfoque de raritas es el de la oferta y el de indigentia el de la demanda.

Respecto al precio del dinero, los escolásticos defienden la existencia para realizar transacciones. En un principio no se admite el precio por su uso7, por lo que se 6 No obstante esa relación no se observará de forma conjunta hasta finales del XIX con las famosas “tijeras” de Marshall.

Al igual que los pensadores griegos piensan que su uso no tiene ninguna utilidad, la utilidad vendrá con el uso de lo que compremos con él Escena agrícola considera el cobro de intereses como negativo. En fechas posteriores se acepta el cobro de dinero por su uso cuando su préstamo conlleva riesgos, como el coste de la contratación de seguro o servicios añadidos, como transporte de dinero, cambio de moneda, etc.

Finalmente también se considera que el lucro cesante es motivo justo de cobro de intereses.

La importancia y aportaciones del pensamiento escolástico han sido injustamente despreciadas por algunos economistas que no quieren reconocer que según las condiciones de vida de la época, esa era la forma de debate científico más eficiente y que, aunque el tiempo haya falsado algunos, sus frutos están a muy alto nivel.

Esto no significa que también deba reconocerse que la progresiva complejidad del método escolástico e incluso una cierta dogmatización de parte del conocimiento, lo hiciese, con el tiempo, inoperante.

Los casos de Copernico, Servet o Galileo son graves anécdotas de un método que ya no es suficiente para conocer más.




































EL MERCANTILISMO

La evolución histórica, durante la edad media podría ser la siguiente:

a) El feudalismo agrario es autosuficiente;
b) El Sr. feudal tiene muchos vasallos y mantiene muchos criados;
c) Los Sres. feudales necesitan normas y bienes comunes y mantienen los reinados,
d) Los Reyes crean ciudades para recaudar impuestos (bases globales que ayudan a regular los gremios de artesanos). Las ciudades van creciendo, en parte a golpe de esplendor propio y en parte a golpe de maltusianismo agrario;
e) Las ciudades crean riquezas y dinero y los señores feudales van despidiendo vasallos y prefieren atesorar dinero y bienes; y
f) Los reyes van incrementando su poder. En España todo es, un poco, distinto.


En España la presión musulmana (711 Guadalete- 1100 Almorávides- 1170 Almohades 1212 Navas de tolosa-Abderramán 1300 Benimerines) hace que el sistema feudal no se instaure en todo el territorio, y, por el contrario surja, muy tempranamente, un sentimiento de que, sólo mediante un rey fuerte es posible el mantenimiento o la expansión de los territorios.

La reconquista, existiera o no antes como tal, si que es el motivo fundamental de la creación del estado castellano. La reafirmación nacional española (Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II- S. Quintín 1557, Lepanto 1571) es temida por el resto de Europa (Alemania e Italia han sido casi absorbidas) que teme a la gran potencia y como forma de protegerse crea sus propios reinados fuertes que buscan su fortaleza mediante la acumulación de recursos.

En este ambiente se desarrolla el denominado “mercantilismo” durante los siglos XVII y mediados del XVIII. El nombre fue acuñado en 1763 como forma despectiva de denominar un sistema algo ilógico de ideas detrás de las cuales se escondía la imperiosa necesidad de atesorar por parte de los recién creados reinos-nación. No existe, un mercantilismo único europeo, sino uno francés, uno inglés, uno alemán, etc. el Español se fundamenta en el comercio ventajoso con las Indias y las luchas por la supremacía en Europa.
El núcleo Teórico del mercantilismo se basa en la creencia de que:

a) La riqueza se maximiza con la acumulación de metal;
b) El proceso puede ser conseguido con el superávit comercial;
c) El superávit puede ser conseguido indefinidamente.


En la práctica sus políticas se dirigen hacia:

a) Impedir la salida del metal del país;
b) Incrementar la regulación, los monopolios, los impuestos.

Esto provoca un incremento de los recursos en manos de los monarcas y una especie de alianza Burguesía-Monarca contra el feudalismo.

Teorías interesantes que surgen en este ambiente son el de la retribución de subsistencia, el de la teoría cuantitativa del dinero, ambas en fase embrionaria, pero la más importante la de creación del un sector público centralizado fuerte. Que se consolidará en torno a la figura del Rey y el Estado-Nación.

Para hacer mayor el excedente (y así poder recaudar más) se recomienda mantener los salarios a un nivel de subsistencia. De forma que la educación de los pobres es una inversión inútil (Mandeville). Se defiende que la curva de trabajo se curva hacia atrás, de forma que incrementar el salario equivale a disminuir la productividad.

No obstante la principal preocupación de los mercantilistas es la centralización del poder nacional y el incremento de la capacidad económica del Estado, para poder poner freno a la expansión española. En este sentido la forma de organizar las cuentas del reino, la organización presupuestaria, la recaudación óptima de impuestos son sus principales aportaciones.

Los fisiócratas en Francia y A. Smith en Escocia serán su culminación, como nombre despectivo por su obsesión en organizar los arbitrios o impuestos, es decir ni Francia ni Inglaterra deseaban una única potencia fuerte, sino que creyeron más positivo el que ninguna de ellas absorbiese completamente.






























LOS PRECURSORES


Se suelen denominar así a un conjunto de autores previos a la obra de Smith cuyos trabajos no se consideran tan generales aunque apuntan en la misma dirección.

Se puede observar y discutir si existe o hasta que punto existe una evolución, un avance en el pensamiento económico o por el contrario son rupturas, en el paso de la economía feudal a la mercantilista y posteriormente a los fisiócratas. Parece que nuestro análisis sugiere cierto transito en busca de una eficiencia productiva o asignativa.

Asimismo se puede intentar detectar una mayor influencia del positivismo en la escolástica y del normativismo en el mercantilismo, mientras que la fisiocracia y, en cierto modo la teoría clásica vuelve a está más influenciada por el positivismo.


LA FISIOCRACIA

Se desarrolla en Francia durante un breve período de tiempo (1750-1780), probablemente debido a que se ha convertido en la nueva potencia europea, comienza a
criticarse el sistema mercantilista (Boisguillebert) porque favorece al comercio respecto
al campo y critica su defensa a ultranza del metalismo.

La Fisiocracia, que significa “gobierno de la naturaleza” propugna un laisez-faire, contra impuestos y regulación. François Quesnay, su principal exponente, apela a la justicia natural contra los abusos arbitrarios. Sus primeros escritos son para la enciclopedia de Diderot y D’Alembert en 1756.

Se convierte en líder de una corriente profundamente acrítica consigo misma, que aunque breve en el tiempo (apenas 30 años) tiene gran influencia en el posterior desarrollo económico y en el social. F. Quesnay descubre el denominado “flujo circular de la renta” en la que los terratenientes son el motor de la economía y el resto de sectores es improductivo.

Dicho descubrimiento le permite recomendar un impuesto general sobre la tierra como la mejor forma de recaudar para el Rey, es difícil evaluar la influencia práctica de dicha propuesta. Es evidente que los fisiócratas observan el fin de la amenaza imperial española proponiendo entonces la limitación del poder de la monarquía y el consiguiente desarrollo de la riqueza privada.

La herramienta será la limitación tanto de los impuestos como de las barreras al comercio. El problema social de la época consiste en determinar que tipo de riqueza privada debería emerger, si la de los antiguos terratenientes o la de la nueva burguesía precapitalista.


La fisiocracia constituirá el germen del capitalismo moderno cuando defiende que la producción se basa en los “avances” de los dueños de los medios de producción, de forma que es la inversión previa la que posibilita el proceso de producción.

Dicha definición de avances asimila la inversión empresarial a un préstamo a la sociedad por lo que, al igual que el principal de un préstamo se denomina capital, también es capital, real o físico en este caso, la inversión real de los empresarios.


Tanto los impuestos como las limitaciones comerciales perjudican el flujo económico por lo que los fisiócratas recomiendan la reducción de las trabas comerciales. Alternativamente sugieren que el sistema fiscal se base en la imposición a los terratenientes.

Mediante su ingeniosa herramienta conceptual, “Le Tableau Economique” defienden el flujo circular de la renta que en su mayor parte pasará cíclicamente por manos de los terratenientes en los que podría recaer un único impuesto.

La disminución de barreras comerciales incrementará los beneficios del comercio y la recaudación del soberano. Un error del que constantemente se les acusa pero que no debe ocultar sus otros grandes aciertos es el de considerar a la agricultura como única fuente de renta y, por tanto única fuente de imposición. En concreto, respecto a la Hacienda pública sus dos postulados fundamentales eran:

a) Reducción del tamaño del Sector Público. Aun reconociendo servicios públicos de gran utilidad que denominan “avances del soberano”;
b) Financiación pública a través de impuestos. Incluso a partir de un impuesto único sobre la propiedad de la tierra.





























MERCANTILISMO

Surge en Inglaterra y Francia, donde los autores eran mercaderes que escribían acerca de sus intereses y su relación con la política económica. Es la época en la que cada hombre era su propio economista, y eso daba lugar a una gran diferencia en los temas expuestos por cada uno; es decir, que la universalidad en los criterios y temas era muy limitada. Sin embargo, la riqueza y el poder eran los objetivos comunes a todos ellos, y, por tanto, escribían acerca de la política económica más oportuna para lograrlos.

Los supuestos que se manejaban eran muy rudimentarios; asumían la riqueza en el mundo como fija, que era lo mismo que decir que en la relación económica no era posible una ganancia sin incurrir en una pérdida por parte del otro actor (este concepto llega de la Escuela Escolástica). A nivel nacional, es el comercio exterior la llave al poder y la riqueza, a través de una balanza comercial siempre positiva. Por otra parte la línea mercantilista asume que el propósito de la actividad económica es la producción y que la riqueza de la nación es diferente a la sumatoria de las riquezas individuales. Ellos decían que al subir la producción se aumentaría el nivel de exportaciones, pero manteniendo un bajo nivel de consumo doméstico, así que abogaban por bajos salarios como una ventaja competitiva. Para reforzar esta última idea, decían que salarios por encima del nivel de subsistencia reducen el esfuerzo de la mano de obra y de horas de trabajo por trabajador al año, llegando a la conclusión que la pobreza individual beneficia a la nación (el producto nacional es más importante que el consumo nacional).

Entrando más en el tema mercantilista por excelencia, la balanza comercial, estos eran muy precisos al señalar que había que alentar las exportaciones y desalentar las importaciones, para lo cual era necesaria la intervención estatal, tanto en la sustitución de importaciones como en la estimulación de la producción, la creación de aranceles para las manufacturas externas y la importación de materias primas a buen precio.

Para medir la riqueza, utilizaron la cantidad de metales preciosos, así que su acumulación se convirtió en el objetivo y, ya que una balanza favorable inyectaba metales a la nación, era preciso apoyarla.

El punto de discusión de la época era si la balanza comercial tenía que ser favorable con todas las naciones o podía haber excepciones, para lo cual se decía que si el tipo de importaciones era insumos no había ningún problema; de hecho la exportación de oro era una acción rechazada salvo si era para importar materias primas para productos de exportación.

En cuanto al dinero, no fueron muy profundos en sus análisis en lo que tiene que ver con las consecuencias del mismo en una economía. De hecho, el flujo del metal de América a Europa redujo fenómenos especiales que fueron mejor abordados por los llamados Mercantilistas Tardíos, quienes notaron la relación con el nivel de precios, la cantidad del dinero y la velocidad de circulación, como Jean Bodin y Locke, respectivamente. Hume evaluó la Balanza Comercial, la cantidad de dinero y el nivel general de precios dentro de su estudio llamado “Flujo especie – precio”, que señala la imposibilidad de mantener una balanza comercial positiva por mucho tiempo, ya que al aumentar la cantidad de dinero y plata (especie) se elevan los precios con una reacción espejo; de esta manera, las exportaciones disminuyen y las importaciones aumentan como fruto del precio menor en el exterior hasta que finalmente sucede una auto – corrección. Por estos hechos se considera que el lapso entre 1660 y 1776 los avances literarios son muy importantes dentro de la cátedra por la mejor comprensión del efecto del dinero en los precios y la economía.

Un punto importante del pensamiento de corte mercantil es que consideran los factores monetarios como los determinantes del crecimiento y la actividad económica, más allá de los factores reales y, por tanto, consideraban que una oferta monetaria traía cambios en el nivel de producto.

La motivación principal de los mercantilistas puede ser su afán por encontrar elevados niveles de renta, dada su realidad de mercaderes que aprovechan al gobierno y sus decisiones para incrementar su capital, pero, más que eso, su contribución al análisis económico está en esa capacidad de hacerlo por separado de las ciencias sociales y la filosofía, al estilo de las ciencias físicas, adoptando el cuadro de causa – efecto; sin embargo, la transición no es completa y aún se encuentran rasgos moralistas en sus análisis.

Para ellos al conocer las leyes de la causalidad controlarían la economía, pero la intervención no debe complicar las verdades económicas básicas, como el hecho de fijar precios, que pueden crear desequilibrios que llevan a escasez y desarreglos en la demanda.

El hombre era igualado al homo economicus y fijaron que su fin era buscar su ganancia, por lo tanto, lo asumieron con rasgos egoístas.

Los mercantilistas postreros vieron errores en los supuestos de sus antecesores como los siguientes:

1. La moneda no es la medida de riqueza
2. No todos los países pueden tener una balanza comercial positiva
3. Ningún país puede sostener una balanza comercial favorable en el largo plazo
4. El comercio puede ser mutuamente beneficioso para las naciones
5. Las ventajas para países con especialización y mayor especialización del trabajo son mayores
6. La intervención estatal debe reducirse (según niveles planteados por los mercantilistas).

Lastimosamente, la Escuela Mercantilista no fue capaz de mostrar el funcionamiento total de la economía de mercado (formación de precios, asignación de recursos escasos, etc.).

Otra hipótesis mercantilista era la del conflicto entre el interés privado y el bien público, en el cual el estado debía intervenir como canalizador. Esta creencia se rompe con la llegada del clasicismo.

Mercantilismo

Los supuestos que se manejaban eran muy rudimentarios; asumían la riqueza en el mundo como fija, que era lo mismo que decir que en la relación económica no era posible una ganancia sin incurrir en una pérdida por parte del otro actor (este concepto llega de la Escuela Escolástica). A nivel nacional, es el comercio exterior la llave al poder y la riqueza, a través de una balanza comercial siempre positiva.

A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que exista una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (ou "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacisa la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.

A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes[1]. Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), William Petty (1623–1687).

Adam Smith, que lo critica con dureza en La Riqueza de las Naciones, califica el mercantilismo como una "economía al servicio del Príncipe".


Teoría mercantilista

Se conoce a los primeros mercantilistas como bullionistasCasi todos los economistas europeos que escriben entre 1500 y 1750 son calificados en nuestros días como mercantilistas, a pesar de que ellos no se consideraban partícipes de una única ideología. El conde de Mirabeau fue el primero que utilizó ese término en 1763, pero quien lo popularizó fue Adam Smith en 1776[2] antes de que lo adoptaran los historiadores. El término viene del latín mercari, que significa comerciar, y merx, mercancía.

El mercantilismo no es una corriente de pesamiento propiamente dicha, ya que no es una teoría económica unificada. Ningún autor mercantilista propuso un sistema que presentara el funcionamiento ideal de una economía, tal como lo hará más adelante Adam Smith en el marco de la economía clásica. Cada autor mercantilista se especializó en un terreno específico de la economía[3]. Sólo más adelante los investigadores agruparon esos diversos trabajos en un corpus teórico que formó el mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher[4] que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo otros autores rechazan la idea de un sistema mercantilista basado en una unidad ficticia de trabajos muy heterogéneos[5]. El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como "molesto equipaje", "diversión de historiografía", y de "gigantesco globo teórico"[6].

Sin embargo, podemos encontrar parámetros comunes en los distintos autores. Así, los mercantilistas conciben el sistema económico como un juego de suma cero, la ganancia obtenida por un agente comporta la pérdida por parte de otro agente, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por esa razón, cualquier política económica que beneficie a un grupo de individuos por definición resultará nefasta para otro, y la economía no cumple ninguna función para maximizar el bienestar social.[7] Parece que los escritos mercantilistas se hayan creado en general para justificar a posteriori políticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.[8]

Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:

La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el DInero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, qui prohiben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra

(Riqueza de las Naciones, Libro IV, capítulo I)

Thomas Gresham, comerciante y financiero inglésDurante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la renta nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro. Quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su "balanza del comercio" (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero. Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha tasas de interés altas para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.

En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguína considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.

"(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas;"

(Thomas Mun, A Discourse of Trade from England unto the East-Indies, 1621)

Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.

Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre si. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro. En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía[9]. Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes acerca de los pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.




Orígenes

Los investigadores no se ponen de acuerdo respecto al papel real desempeñado por las ideas mercantilistas a lo largo de estos 250 años.[10] Algunos de ellos, representados por Jacob Viner, consideran que las ideas mercantilistas que parecían de sentido común tuvieron un lugar importante y permanecieron únicamente porque en aquella época los investigadores no disponían de herramientas analíticas que les permitiesen cuestionar dichas teorías. Una segunda escuela, en la que hay que incluir especialmente a Robert B. Ekelund, sostiene que el mercantilismo no fue un error histórico, sino el mejor sistema que los investigadores eran capaces de elaborar en quella época. Esta escuela opina que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y llevadas a cabo por comerciantes y altos funcionarios que buscaban rentas. Los comerciantes se beneficiaron mucho de los monopolios, de las restricciones a la competencia extranjera y del deliberado mantenimiento del umbral de spervivencia para los trabajadores. Los gobiernos se beneficiaron de unas elevadas tasas aduaneras y de los productos adquiridos por los comerciantes. Si las ideas económicas posteriores fueron desarrolladas por investigadores y filósofos, prácticamente todos los autores mercantilistas eran comerciantes o funcionarios.

El mercantilismo se desarrolló en plena transición de la economía europea. Las antiguas potencias feudales veían cómo eran sustituídas por Estados centralizados. Los avances técnológicos en la navegación y el desarrollo de los centros urbanos acarrearon un rápido crecimiento del comercio internacional.[12] El mercantilismo se preocupó por las condiciones que permitieran al comercio ser lo más beneficioso posible para los Estados. Otro importante cambio fue la introducción de la Contabilidad en dos partes y de la contabilidad moderna. Esta contabilidad permitió presentar de modo claro los flujos de comercio, contribuyendo al estudio riguroso de la balanza comercial.

Antes de la emergencia de las ideas mercantilistas, el mejor trabajo económico en Europa había sido desarrollado por los teóricos escolásticos. El objectivo de esos pensadores era encontrar un sistema económico compatible con las doctrinas cristianas de piedad y justicia. Se interesaban principalemente en los intercambios a nivel local entre individuos. El mercantilismo estaba al mismo nivel que las otras teorías de la época. Este perido vio la adopción de la realpolitik preconizada por Nicolás Maquiavelo y la primacía de la Razón de Estado en las relaciones internacionales. La idea mercantilista de que el comercio es un juego de suma cero, en el que cada agente trata de ecnontrar su ventaja, se integró en los trabajos de Thomas Hobbes. Esta visión pesimista de la naturaleza humana también se encuentra en la versión puritana del mundo, y en las legislaciones mercantilistas más características, como las leyes sobre navegación instauradas por el gobierno de Oliver Cromwell.












Políticas mercantilistas

Las ideas mercantilistas fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna, en mayor o menor medida. Francia e Inglaterra contribuyeron mucho a difundir esas tesis.


En Francia

Ministro francés de finanzas y mercantilista, Jean-Baptiste ColbertEn Francia, el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI, poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía. En 1539, un real decreo prohíbe la importación de mercancías a base de lana de España y de una parte de Flandes. El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro. Se multiplican las medidas proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda.


En Inglaterra

William PettyEn Inglaterra, el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (1640–1660). Las políticas mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo, especialmente con Robert Walpole como principal partidario. El control del gobierno sobre la economía doméstica era menor que en el resto de Europa, debido a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento.

Los monopolios controlados por el estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts prohibían a los comerciantes extranjeros comerciar en el interior de Inglaterra. Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los habitantes de esas colonias y es una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en proyectos mayores como el drenaje de la región de Fens[18].


En otros países [editar]Las demás naciones también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos, que se habían convertido en el centreo financiero de Europa gracias a su muy desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.

El mercantilismo se desarrolló en Europa Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), cuando Cristina de Suecia y Cristian IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos estados del Imperio adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con esta base doctrinal Alemania iba a gestar con esta base doctrinal una escuela llamada de los "cameralistas" que tendría influencia hasta el Siglo XIX.

Durante la crisis económica que afectó a España durante el Siglo XVII, ésta puso en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, pero la adopción por Felipe V de medidas mercantilistas francesas suspuso un éxito.

Rusia bajo Pedro el Grande trató de poner en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase significativa de comerciantes o de une base industrial.


La batalla de Scheveningen, 10 de agosto de 1653 por Jan Abrahamsz Beerstraaten, hacia 1654, representa la batalla final de la Primera Guerra Anglo-HolandesaLas ideas mercantilistas también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII. Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas, franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al desarrollo del imperialismo, ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de la economía interior, esta expansión creó monopolios, como la Compañía de las Indias o la Compañía de la Bahía de Hudson.


Críticas y desaparición [editar]Muchos economistas o filósofos, como John Locke o David Hume, criticaron las ideas mercantilistas mucho antes de que Adam Smith desarrollara un análisis económico que pudiera sustituirlas. Los críticos subrayaron el fracaso de los mercantilistas a la hora de entender nociones como la ventaja comparativa que desarrollará David Ricardo con su famoso ejemplo sobre la especialización internacional: Portugal era un productor mucho más eficaz de vino que Inglaterra, mientras ésta última era relativamente más eficaz en la producción de ropa. Así, si Portugal se hubiera especializado en vino e Inglaterra en el textil, ambos países habrían ganado en el comercio internacional. En teoría económica moderna, el comercio ya no se contempla como un juego de suma cero, sino como un juego de suma positiva. Al imponer la adopción de restricciones a las importaciones y derechos aduaneros, los mercantilistas contribuyeron al empobrecimiento del país.

También se criticó la importancia concedida al oro, a pesar de que muchos mercantilistas trataron de minimizarr la importancia que se daba a la acumulación de metales preciosos. Adam Smith demostró que el oro era una mercancía similar a cualquier otra, y por ello no merecía un trato especial; el oro sólo es un un metal amarillo cuyo elevado valor sólo es debido a su escasez.


Adam Smith

La primera corriente de pensamiento que cuestiona por completo el mercantilismo es la de los Fisiócratas en Francia. Sin embargo, sus teorías tenían muchos fallos y hay que esperar hasta la publicación de Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones de Adam Smith en 1776 para poder rechazar de modo definitivo lo que él llamó el "sistema mercantil". Este libro instaura las bases de lo que hoy se conoce como Economía clásica. Smith tuvo mucho empeño en rebatir las ideas mercantilistas y dedicó muchas páginas de su obra a esto. Sin embargo, la presentación que Smith hace de las ideas mercantilistas es juzgada como bastante simplista.

Los historiadores sobre el pensamiento económico volvieron a replantearse el total cuestionamiento de las ideas mercantilistea, sobre todo volviendo a situar esas teorías en su contexto histórico. Los economistas siguen sin ponerse de acuerdo sobre la auténtica naturaleza del mercantilismo y sobre las causas que condujeron a su final. Para los que veían en el mercantilismo la defensa de intereses particulares, el final de esa corriente sucede tras un importante cambio en el poder. En Gran Bretaña, el mercantilismo retrocedió en cuanto el Parlamento obtuvo la capacidad de subvencionar a los monopolios, poder reservado hasta entonces al monarca.

Las leyes mercantilistas se suprimieron a lo largo del Siglo XVIII en Gran Bretaña, y a lo largo del XIX el gobierno británico optó por el librecambismo y el "laissez-faire" en materia económica, anticipado por los trabajos de Adam Smith. En el resto de Europa, el proceso fue distinto. En Francia, el control económico siguió en manos del poder real y se mantuvo el mercantilisme hasta la Revolución. En Alemania, el mercantilismo siguió teniendo importancia durante el Siglo XIX y principios del XX, periodo durante el cual la Escuela Histórica Alemana tuvo un importante papel.




Una rehabilitación a medias [editar]En el Siglo XX, muchos economistas se replantearon las críticas hechas al mercantilismo reconociendo la certeza de algunos de los puntos de su teoría. Entre otros, John Maynard Keynes apoyó algunos principios mercantilistas. Adam Smith rechazaba la importancia que se daba a la oferta de moneda, ya que según él, las mercancías, la población y las instituciones eran las verdaderas causantes de la prosperidad. Keynes demostró que la oferta de moneda, la balanza comercial y los tipos de interés son importantes en la economía:

“Estamos tentados de ver en la moneda un elixir que estimula la actividad del sistema.”

“En un tiempo en el que [las autoridades] no podían actuar directamente sobre la tasa de interés interior o sobre los otros motivos que incitan à la inversión doméstica, las medidas tendentes a mejorar la balanza comercial eran sus únicos modos directos de aumentar la inversión externa; y el efecto de una balanza comercial favorable sobre las entradas de metales preciosos era también la única medida indirecta que tenían para reducir los tipos de interés interiores, es decir, de acrecentar la incitación a la inversión doméstica”

(John Maynard Keynes, Teoría general del empleo, del interés y de la moneda, cap. 23).

Sin embargo, los esfuerzos de Keynes para rehabilitar la palabra mercantilismo no tuvieron éxito. La palabra sigue teniendo connotaciones peyorativas, y se usa con frecuencia para criticar diversas formas de proteccionismo.

Un elemento sobre el que Smith no fue seguido en sus críticas era la importancia de los datos. Los mercantilistas, que eran generalmente prácticos, reunían un número considerable de datos y los utilizaban en su investigación. Se considera generalmente a William Petty el primero que utilizó análisis empíricos para estudiar la economía. Smith rechazaba esto, argumentando que el razonamiento deductivo partiendo de principios básicos era el método adecuado para descubrir verdades económicas.

Por último, en algunos casos, se reconoció que las políticas proteccionistas mercantilistas tuvieron un impacto positivo sobre los Estados. El propio Adam Smith alabó las Actas de Navegación por haber contribuido en gran medida en la expansión de la flota comercial británica, lo que tuvo una gran importancia en la transformación de Inglaterra en la superpotencia naval y económica en la que se convirtió durante más de dos siglos.

Herencia política

La posteridad del mercantilismo ha sido sin duda mayor en la práctica política que en la teoría económica. Si el pensamiento económico del Siglo XIX está dominado por las escuelas clásica y neoclásica, más bien favorables al librecambismo, la práctica política estuvo influenciada durante mucho tiempo por ideas mercantilistas. Como hace ver el historiador Paul Bairoch, a pesar de que "los hombres dejaran de razonar en términos de nivel de desarrollo a conseguir en mayor o menor tiempo pasando a hacerlo en términos de apropiación de una parte mayor de riqueza", en 1815 y en 1913, el mundo occidental es “un océano de protectionismo rodeando algunos islotes liberales”.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una liberalización continua del comercio mundial bajo el impulso de las grandes instituciones librecambistas como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo algunos economistas como Paul Krugman opinan que estas instituciones están guiadas por un "mercantilismo ilustrado", que no intenta favorecer los principios del librecambismo, sino favorecer las concesiones comerciales mutuamente ventajosas. Otros economistas radicales llegan a firmar que esas organizaciones, con la excusa del librecambismo, imponen la forma de comercio internacional que desean las grandes potencias económicas que les controlan.

Según Daniel Cohen, los recientes fracasos de las negociaciones en el seno de la OMC resultan reveladores de ese "mercantilismo ilustrado". Si las negociaciones de las anteriores etapas habían llegado a tener éxito, fue gracias a compromisos, a concesiones recíprocas y equitativas. Los países ricos aceptaban por ejemplo liberalizar el sector textil a cambio de ventajas en materia de servicios financieros concedidos por los países en vías de desarrollo. En cambio, tras la cumbre de Cancún en 2003, las negociaciones entre países ricos y pobres cambian de naturaleza. Los debates se focalizan en el tema agrícola en el que las oportunidades de un intercambio mutuamente beneficioso aparecieron imposibles. Lejos de ser un “juego de suma positiva”, el comercio internacional aparece como un “juego de suma cero”, el reto de la cumbre pasó a ser: "nuestros agricultores o los vuestros", como si las ganancias de una nación significaran pérdidas para otra.

El término neomercantilismo sirve para designar, casi siempre de modo peyorativo, las políticas contemporáneas que recuerdan las de los mercantilistas del Siglo XVIII. Consisten casi siempre en medidas proteccionistas o en políticas comerciales agresivas en las que el Estado se implica para fomentar la competitividad de las empresas nactionales.

En el contexto de la mundialización, el neomercantilismo se basa en el concepto de "competencia mundial", lo que viene a ser una "guerra económica" entre los países. Se dice que la protección a las empresas nacionales y el apoyo a su competitividad en los mercados mundiales es provechosa para la economía nacional. Así algunas grandes potencias son acusadas de neomercantilistas cuando apoyan a su industria nacional por medio de subvenciones o de encargos estatales, a la vez que imponen cupos, tasas o normas a la importación, pata proteger su mercado interior. El conflicto Boeing-Airbus, unido a las subvenciones que se atribuyen a cada una de sus empresas por parte de los gobiernos estadounidense (en forma de encargos) y europeos, puede ser visto como ejemplo de neomercantilismo.

El concepto de "guerra comercial" alimenta las campañas políticas de las grandes potencias económicas: hay que "hacer Europa para llegar al peso" decía un cartel del Partido Socialista Francés que presentaba a Europa frente a un luchador de sumo japonés y un obeso estadounidense durante la campaña electoral para el referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992. Según algunos, esas políticas sirven de contrapeso para los efectos presuntamente negativos de la globalización económica sobre la justicia social, mientras los economistas librecambistas opinan que favorecen intereses particulares de algunas industrias y perjudicando al interés general. Sin embargo, el concepto de preferencia comunitaria no es una realidad jurídica, ni siquiera económica. Si fue sancionado por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas el 13 de marzo de 1968 en materia de política agraria común (en función de un derecho de aduana sobre los productos procedentes de países terceros), pronto se topó con los objetivos del GATT. A día de hoy sigue existiendo una tarifa exterior común que provoca a menudo duras discusiones entre los países miembros de la Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio.

LOS DEBATES ECONÓMICOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Comienzo de los debates sobre la economía: Durante los siglos XV, XVI, XVII Y XVIII, cuando surgen los estados nacionales modernos, un sector social comienza a reflexionar sobre qué es la riqueza, de dónde proviene, apartándose esta reflexión del campo de cómo se produce algo o si era justo o no la obtención de riqueza. La acumulación de riqueza de una nación es una cuestión compleja por su grado de abstracción para encontrar una respuesta debe ser elaborado un concepto teórico.

Mercantilismo y Fisiocracia: El mercantilismo puede ser entendido como la política y la práctica económica de los Estados Nacionales, en el período de transición del feudalismo al capitalismo. Sus orígenes están ligados a la centralización del poder, que alcanza su plenitud con el Estado absolutista.

Su característica se centró en una política económica de intervención estatal en los asuntos económicos, con el propósito de dinamizar la producción nacional y en provecho del fortalecimiento del Estado.

La preocupación de los mercantilistas giraba alrededor de la acumulación de metales preciosos, fundamentalmente oro. Además dieron origen al proteccionismo.

La fisiocracia considera que la tierra es la fuente única de la riqueza de las naciones y que el Estado debe intervenir lo menos posible en la economía y dejar que el sector privado organice la mayor parte da la actividad económica a través de los mercados.

Eje de la argumentación fisiocrática:

El eje de la argumentación fisiocrática que las sociedades están regidas por un orden natural (leyes naturales) y que entonces el Estado está inhibido de intervenir en ellas. Cualquier acción que realice el Estado sobre la economía solo servirá para trabar ese delicado mecanismo de relojería que es la sociedad.

Papel que desempeña el “mercado” de acuerdo a Adam Smith:

El mercado que es el ámbito donde se cambian los bienes y donde cada uno consigue lo que efectivamente necesita para su consumo personal.

La división del trabajo para Adam Smith:

La división del trabajo es la especialización o división técnica del trabajo que permite la productividad o mejor dicho el aumento de la productividad. Cada obrero que se ha transformado en especialista de su función, la conoce en detalle, puede realizar mucho más rápido y mejor.

La “mano invisible” del mercado para Adam Schmidt:

Es el resultado de un mercado que funciona óptimamente sin que nadie lo guíe. Como cada uno trata de obtener el máximo beneficio de un intercambio económico, tratará de producir los mejores bienes lo más barato posible, como todos los miembros de la comunidad harán lo mismo, el conjunto de bienes existentes aumentará al máximo del que es capaz. Así sin que nadie lo decida centralmente, a partir de decisiones individuales, se obtendrá un óptimo social.

Objeto del debate económico con respecto al libre cambio que sustentó David Ricardo:

El debate de Ricardo se centró principalmente sobre cómo se reparte entre tres clases sociales -los trabajadores que reciben salarios, los empresarios que reciben ganancias y los terratenientes que reciben rentas- lo producido en una economía nacional.

La renta diferencial de la tierra:

Es la renta que percibe el terrateniente por el uso de las “energías originarias e indestructibles del suelo”. La diferencia entre calidad de los suelos determinará la diferencia entra las rentas. A medida que las tierras menos fértiles sean explotadas, el mayor costo de producir en ellas inducirá a pagar rentas más altas en las tierras más fértiles.

Teorías de las ventajas comparativas en el comercio exterior:

Se basa en la división internacional del trabajo, cada país debería especializarse en aquellas producciones en las que tuviera ventajas comparativas, o sea que fuera capaz de producir determinado bien con un costo relativo menor que otros países.

Origen de los discursos políticos del librecambio:

El origen de los discursos políticos del librecambio podemos encontrarlo sin duda en al teoría de David Ricardo, la cual desarrolla para defender la posición de los empresarios industriales perjudicados en su momento por la legislación que favorecía el enriquecimiento de la clase terrateniente. Su teoría la vemos plasmada en los Principios de economía política y tributación que fueran leídos en la 2da. Mitad del siglo XIX en el mundo. En nuestro país, este pensamiento influenció en Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda, Julio Roca, entre otros.

Teoría de la plusvalía:

La teoría de la plusvalía consiste en el excedente que el trabajador produce cuando vende su fuerza de trabajo, ya que produce más de lo que necesita para su propio consumo. En esa diferencia está planteada la plusvalía o plusvalor.

Marx lo explica de la siguiente manera: El capitalista lleva al trabajador que ha contratado al mundo de la producción y ahí es donde se acaban los equivalentes, porque en el mundo de la producción hay relaciones de autoridad y se pone en juego es esa relación de autoridad la capacidad de producir mayor valor. Entonces sucede que el capitalista ha contratado al trabajador justamente para que le produzca mayor valor, para que le rinda más que lo que ha pagado por aquel. Durante la jornada de trabajo, dice Marx, el trabajador, luego de un período, produce un valor equivalente al conjunto de una canasta de bienes que, expresados en dinero, permiten pagar el jornal obrero. A partir de allí, el operario sigue trabajando, es decir, sigue agregando valor. Esta segunda parte de la jornada que no se remunera, es la plusvalía.

La fuerza de trabajo tiene más valor que la materia prima. Al vender el capitalista en el mercado esta nueva mercancía, recibirá dinero para reinvertir y así el ciclo de acumulación indefinida se reanudará, puesto que la lógica del capitalismo es la acumulación indefinida.

La mercancía como valor de uso y valor de cambio:

Se dice que la mercancía es un valor de uso porque sirve para algo, tiene un conjunto de propiedades que le permiten satisfacer una necesidad (material o espiritual) o sea, sirve para algo. Es un valor de cambio, porque puede ser intercambiado en determinada proporción por otras mercancías.

Definición de Dinero: Los bienes que se intercambian tienen una valoración, un precio, ese valor se materializa en dinero. Constituyéndose el dinero en un instrumento de cambio que permite el intercambio de bienes y servicios.

Concepto de acumulación mercantil: Basándose en el principio de la plusvalía, podemos afirmar que la mercancía que se produce tiene más valor que la suma de insumos, la fuerza de trabajo más la materia prima. Con esta nueva mercancía de mayor valor el capitalista recibe más dinero que será reinvertido en el proceso productivo. Y así se reanuda el ciclo. Es un ciclo de acumulación indefinida. La lógica del capital es la de la acumulación indefinida.






















LIBERALISMO Y REVOLUCION INDUSTRIAL


Revolución Industrial

La Revolución Industrial es definida como un conjunto de transformaciones económicas y sociales, características del desarrollo de Inglaterra en el período comprendido entre 1750 y 1820 y su correspondiente influencia en todo el continente europeo y si se quiere con sus repercusiones mundiales; es considerada como el mayor cambio socioeconómico y cultural de la historia, ocurrido entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, que comenzó en el Reino Unido.

En aquel tiempo la economía basada en el trabajo manual fue remplazada por otra dominada por la industria y manufactura de maquinaria. La revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.

Causas

Las causas de la revolución industrial son diversas, de las cuales destacan las causas demográficas, agrícolas y la mejora de nuevas vías de comunicación y tecnologías. Algunos historiadores la contemplan como el momento en el que se dejaron atrás los cambios sociales e institucionales surgidos con el fin de la etapa feudal británica después de la Guerra Civil Inglesa en el siglo XVII.

En el campo de la agricultura la existencia de controles fronterizos más intensos evitaron la propagación de enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas en tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también lo fue la revolución científica del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por su desarrollo económico, político y tecnológico.

La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser considerada como un catalizador de la revolución industrial, explicando particularmente por qué ocurrió en el Reino Unido.

La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes innovaciones de la revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder del agua para el funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.

Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.

1. Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de fertilizantes.

2. El desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores es únicamente laboral y con el fin de obtener beneficios.

3. Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población. También hubo una emigración del campo a la ciudad porque la ocupación en labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las ciudades.

Esta primera revolución se caracterizó por un cambio en los instrumentos de trabajo de tipo artesanal por la máquina de vapor, movida por la energía del carbón. La máquina exige individuos más calificados, produce una reducción en el número de personas empleadas, arrojando de manera incesante masas de obreros de un ramo de la producción a otra, especialmente del campo a la ciudad.

La revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva División Internacional del Trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante una política expansionista. El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la agricultura, en la población, en los transportes, en la tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.

A mediados del siglo XIX, la industria británica tenía sólidas bases y con una doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial desde mediados de siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.

Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania y Bélgica. En 1850 apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, sólo en Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se fortalece en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.

Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía: Italia, Imperio Austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se inició tímidamente en las últimas décadas del siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.

Etapas de la Revolución Industrial

La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: La primera del año 1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1915 nuestros tiempos. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales como:

1. Demográficas. Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) — Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población — Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica

2. Económicas. Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de las grandes empresas — Intercambios desiguales

3. Sociales. Nace el proletariado — Nace la Cuestión social

4. Ambientales. Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación irracional de la tierra.

A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial; dentro de las cuales las más relevantes fueron:

1. La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que mejoraban los procesos productivos.

2. La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller familiar a la fábrica.

3. El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón y el vapor.

4. La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.

5. El surgimiento del proletariado urbano.

El porqué Inglaterra estaba en condiciones de iniciar este proceso se debe a que hubo una serie de factores que lo favorecían; por ejemplo, contaban con abundante mano de obra, con yacimientos de carbón, tenía colonias en ultramar que le proveían de materia primas y contaba con una gran red de vías fluviales que facilitaban el transporte de mercaderías por el interior de su territorio. A ese conjunto de factores se suman dos fenómenos paralelos: una revolución agrícola y otra demográfica. La primera consistió en la aplicación de nuevas tecnologías y formas de explotación de la tierra; desaparecieron los pequeños propietarios y las tierras de uso común, a favor de grandes latifundistas; se incrementó ostensiblemente la producción de alimentos y también crecieron las rentas de los grandes propietarios que invirtieron en el proceso de industrialización. La revolución demográfica significó un aumento notorio y explosivo de la población, fenómeno que nos sólo se desarrolló en Inglaterra. Las causas de este incremento se relacionan con el aumento de la producción de alimentos, el mejoramiento de las condiciones higiénicas de la población y también se agregarán, más tarde, los avances en el campo de la medicina, lo que permitió rebajar las tasas de mortalidad.

Impacto Social

La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda Europa no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó hondas transformaciones sociales.

a) Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial aumentó su población como consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y por el arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones fue el primer problema que sufrió esta población marginada socialmente; debía vivir en espacios reducidos sin las mínimas condiciones, comodidades y condiciones de higiene. A ello se sumaban largas horas de trabajo, en las que participaban hombres, mujeres y niños que carecían de toda protección legal frente a los dueños de las fábricas o centros de producción. Este conjunto de males que afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales que les afectaban.

b) Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la regularización de los precios por el mercado, de acuerdo por la oferta y la demanda. En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que defendía la libertada económica (liberalismo económico), los empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos precios por la fuerza de trabajo aportada por los obreros.

Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar de darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a crear una sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales. Otra propuesta fue el socialismo científico de Karl Marx, que proponía la revolución y la abolición de la propiedad privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del Papa León XIII, dio a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), que condenaba los abusos y exigía a los estados la obligación de proteger a lo más débiles. A continuación, un fragmento de dicha encíclica: «(...) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las presta con el fin de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y por todo esto con el trabajo que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y perfecto, no solo para exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere (...)». Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos reivindicativos de los derechos de los trabajadores.

La revolución industrial generó cambios fundamentales en la sociedad británica del siglo XVIII, y posteriormente se extendió a los otros países europeos.

En Gran Bretaña, la población creció ampliamente. Pasó de 9 millones en 1780 a 21 millones en 1850. Mientras que la población europea pasó de 188 millones a 266 millones en 1850.


Principios Fundamentales de la Industria

Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base técnico-científica es revolucionaria, generando así, el problema de la obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más breves. Desde esta perspectiva puede afirmarse que todas las formas de producción anteriores a la industria moderna (artesanía y manufactura) fueron esencialmente conservadoras. Sin embargo, esta característica de obsolescencia e innovación no se circunscribe a la ciencia y la tecnología, sino debe ampliarse a toda la estructura económica de las sociedades modernas. En este contexto la innovación es, por definición, negación, destrucción, cambio, la transformación es la esencia permanente de la modernidad.

El desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo clima social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que crea bienes y servicios, mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un capitalismo incipiente, un sistema educativo y espíritu emprendedor. La no adecuación o correspondencia entre unos y otros crea desequilibrios o injusticias. Parece ser que este desequilibrio en los procesos de industrialización, siempre socialmente muy inestables, es en la práctica inevitable, pero mensurable para poder construir modelos mejorados.


Liberalismo

El liberalismo es una corriente de pensamiento filosófico, social, económico y de acción política, que promueve las libertades civiles y el máximo límite al poder coactivo de los gobiernos sobre las personas. Aboga principalmente por:

El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.
El establecimiento de un Estado de Derecho, en el que todas las personas, incluyendo aquellos que formen parte del Gobierno, estén sometidos al mismo marco mínimo de leyes.

Se considera a John Locke como uno de los primeros pensadores liberales, siendo su Segundo tratado sobre el gobierno civil la obra seminal de esta ideología. Luego de él, los economistas clásicos como Adam Smith y David Ricardo continuaron esta línea de pensamiento, especialmente en lo que se refiere a la conexión entre libertad política y prosperidad económica. Smith, con su obra La investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, exhorta a 'dejar hacer 'al mercado, en lugar del soberano, en lo que a decisiones de compraventa se refiere,

En cuanto a la política, la ideología liberal encuentra sus bases en Montesquieu y en los padres fundadores americanos; parte del hecho de que no hay personas ni sistemas perfectos, y por lo tanto, el Estado debe ser un conjunto de pesas y balanzas en el que se contrapesen los distintos poderes que ostenta sobre el individuo, para que ninguno pueda devenir en tiranía.

Según la teoría liberal, el Estado debe seguir una política de mínima intervención, o laissez faire (en francés, «dejar hacer»). Ésta se sustenta de un lado en la convicción de que cada individuo buscará lo mejor para sí mismo y para el otro con el fin de beneficiar a todos, siendo la labor del Estado corregir los casos en que esto último no se cumpla. Los críticos del Liberalismo suelen insistir en que la segunda premisa pocas veces se cumple, ya que a menudo algunos individuos logran beneficiarse a costa del resto de la sociedad.


Liberalismo Social, Liberalismo Económico y Liberalismo Político

En las formulaciones del liberalismo, es frecuente que se admita la necesidad de algunas restricciones a la libertad individual, para salvaguardar los derechos fundamentales de otros individuos. Ahora bien, como no todo el mundo considera fundamentales los mismos derechos, dependiendo de cuál sea la jerarquía de derechos, unos pensadores o agentes están a favor de unas regulaciones y otros de otras. En general, se suele diferenciar entre liberalismo social y liberalismo económico, si bien esta distinción es poco nítida y arbitraria.

El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales no-mercantiles, admitiendo grandes cotas de libertad de expresión y religiosa, los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc. Sin embargo, considera valores más allá de la propia voluntad, como los valores religiosos o tradicionales.

El liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos (reduciendo los impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.), sin dejar de lado la protección a «débiles» (subsidios de desempleo, pensiones públicas, beneficencia pública) o «fuertes» (aranceles, subsidios a la producción, etc.). La impopularidad de reducir a veces la protección de los más desfavorecidos lleva a los liberales a alegar que resulta perjudicial también para ellos, porque entorpece el crecimiento, y reduce las oportunidades de ascenso y el estímulo a los emprendedores. Los críticos, por el contrario, consideran que el Estado puede intervenir precisamente fomentando estos ámbitos en el seno de los grupos más desfavorecidos. El liberalismo económico tiende a ser identificado con el capitalismo, aunque este no tiene por qué ser necesariamente liberal, ni el liberalismo tiene por qué llevar a un sistema capitalista. Por ello muchas críticas al capitalismo son trasladadas falazmente al liberalismo.

En la discusión filosófica teórica actual, se suele dar el caso de que un pensador coincida a la vez con las posturas del liberalismo social y el liberalismo económico. En la práctica política, es raro que coincidan. En general, el intervencionismo económico y el liberalismo social son característicos de la socialdemocracia y el eurocomunismo mientras que el liberalismo económico y el control social son más característicos del llamado neoliberalismo económico, pero la práctica real de la política obliga a atender a muchas circunstancias, aparte de la propia ideología. Otras políticas, como el comunismo leninista (especialmente en la época de Stalin) y la autarquía franquista combinaban el intervencionismo económico con un rígido control social. También se dan casos de que un mismo grupo de presión pida unas medidas económicas liberales y otras intervencionistas. Por ejemplo, un sector industrial puede reclamar libre circulación de bienes y servicios dentro de un mercado, pero una fuerte protección frente a productores de fuera del país.

El liberalismo político inspiró la organización del Estado durante el siglo XIX. Pero para conseguir cambiar y consolidar un nuevo sistema de gobierno, era precisa una profunda crítica y transformación social y económica, de modo que todos los individuos tuvieran los mismos privilegios, y una mayor libertad de actuación.


Liberalismo benthamiano y Liberalismo paretiano [editar]Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por Jeremías Bentham y el defendido por Wilfredo Pareto. Esta diferenciación surge de las distintas concepciones que estos autores tenían respecto al cálculo de un óptimo de satisfacción social.

En el cálculo económico se recurre con frecuencia a la teoría del Homo Oeconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio, se ideó el Gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en Curvas de Indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas.

Pero existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción ha de trasladarse a una determinada sociedad. Al deber elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.

Según Wilfredo Pareto, la satisfacción que goza una persona es absolutamente incomparable a la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal. Esto supone que no se puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna manera distribuciones diferentes. Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones, y a la elaboración de una única gráfica de satisfacción social.

En el modelo paretiano, una sociedad alcanzaba la máxima satisfacción posible cuando ya no se le podía dar nada a nadie sin quitarle algo a otro. Por lo tanto, no existía ninguna distribución óptima de la renta. Un óptimo de satisfacción de una distribución absolutamente injusta sería a nivel social tan válido como uno de la más absoluta igualdad (siempre que estos se encontrasen dentro del criterio de Óptimo Paretiano).

Pero para igualitaristas como Bentham, no valía cualquier distribución de la renta. El que los humanos seamos en esencia iguales, la comparabilidad de las satisfacciones, llevaban necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de la Ley de Rendimientos Decrecientes.

Corrientes de estas Concepciones

Estas dos concepciones radicalmente diferentes dividen al liberalismo entre dos corrientes: una igualitarista y progresista, abanderada por la teoría de Bentham, y otra que no persigue la igualdad pues considera natural que hombres diversos actuando en función de sus propias motivaciones y empleando libremente los medios de que disponen lleguen a fines diferentes.

Entre los seguidores de Bentham destacan las tesis del Social-Liberalismo, mientras que de Pareto surgen otras como la Escuela Austríaca.


Corrientes Actuales

En la actualidad algunos think-tanks e institutos con subvención privada, que intentan relanzar el viejo programa liberal de laissez faire, laissez passer que expresaba una exhortación a los monarcas y gobiernos a «dejar hacer» y «dejar pasar» tanto en términos de tolerancia social (especialmente religiosa), como de movimiento físico de bienes y personas en las fronteras y dentro de ellas. Estas corrientes defienden el libre comercio, el Gobierno limitado y la libertad individual según el punto de vista liberal.

Después del fracaso sufrido por Europa tras la consulta en referéndum a los estados miembros sobre el «Tratado por el que se establece una Constitución para Europa» sentenciado con el «no» francés del día 29 de mayo de 2005 y como respuesta al «euro escepticismo» imperante; comenzó a perfilarse un Movimiento Europeo Liberal universitario impulsado por el Partido Europeo Liberal, un partido reciente en el que convergen estudiantes de derecho y políticas de distintos países de la Unión Europea que han logrado en tres años constituir el mismo partido, bajo unos mismos estatutos en países como España, Inglaterra o Bélgica pretendiendo relanzar un nuevo «liberalismo europeo» como alternativa a la política de los partidos de derecha tradicionales y de la izquierda europeas.

Teoría de la Política por: Hobbes, Locke y Rosseau

Thomas Hobbes

Hobbes nace en Inglaterra en 1558 , era considerado un hombre de gran especie intelectual ,curiosos y tímido. Su destino quiso que viviese en una época poco propicia para un amador de la paz y la tranquilidad.

Hobbes desde su juventud, cogió horror a las discusiones político religiosas, sobre la interpretación de la Biblia y los derechos de la conciencia individual . En su opinión estas discusiones debilitaban Inglaterra, minaban la autoridad por su base y preparaban la guerra civil.

En 1640 , cuando la guerra parecía aproximarse, huye de Inglaterra a París y en su destierro voluntario de once años preparo su Leviatán. Mientras tanto, Inglaterra desde que había caído en las manos fuertes y hábiles de los Tudor ,en las torpes de los Estuardos, no había conocido mas que convulsiones. En el furor de las disputas religiosas ( protestantes y católicos, entre protestantes anglicanos y disidentes ) agrava allí el furor de las pasiones políticas , formando todo ello una mezcla incendiaria .

En 1642 ,comienza la lucha armada entre Carlos I Estuardo y su parlamento, la mayoría puritana. Una vez vencido el Rey por el ejército parlamentario de Cromwell, el rey es ejecutado.

En 1651, Cromwell reina en Inglaterra , convertida en república y es en ese entonces cuando aparece en Londres este libro de extraño título: El Leviatán.


La concepción hobbesiana del estado de naturaleza se aparta del sentido paradisíaco, que a ese estado, asigna el pensamiento teológico . Hobbes separa con claridad dos etapas: una situación de barbarie y de guerra de todos contra todos ,un mundo sin germen de derecho , y por otra parte , un estado creado y sostenido por el derecho , un estado con suficiente poder para iniciar y reformar su estructura.

Según Hobbes la naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que , si un hombre es más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando este se considera en conjunto, la diferencia entre los hombres, no es tan importante. De manera que estos puedan reclamar a base de ella y para sí mismos, un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar .

La inclinación general de la humanidad entera es entonces un perpetuo e incesante afán de poder que cesa solamente con la muerte. La pugna de riquezas , placeres, honores u otras formas de poder , inclina a la lucha , la enemistad y a la guerra. Por ello en la naturaleza del hombre se encuentran tres causas principales de discordia: la competencia, la desconfianza y la gloria. De esta manera la competencia impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio, la desconfianza para lograr la seguridad y la gloria para ganar reputación. Con todo esto, mientras el hombre viva sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se llama guerra . Una guerra que es la del todos contra todos .

Sin embargo Hobbes advierte que nunca existió un tiempo en que los hombres particulares se hallaran en una situación de guerra del uno contra el otro, sino que en diferentes épocas el ser humano se halla en estado de continua enemistad , en la situación y postura de los gladiadores ,con las armas asestadas y los ojos fijos uno en otro. Por ende en esta guerra nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad ,justicia e injusticia están fuera de lugar .Donde no hay poder común, la ley no existe . Donde no hay ley, no hay justicia.

En esta condición en que el hombre se encuentra por obra de la simple naturaleza, en una guerra de todos contra todos, el puede tener la posibilidad de superar ese estado, en parte por sus pasiones y también por su razón.

Las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte , el deseo de las cosas que son necesarias para una vida confortable , y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo. En otras palabras , la pasión inclina a los hombres a desear y conseguir los bienes y privilegios del prójimo. Esto sería entonces la necesidad del hombre , pues su naturaleza es estar en guerra los unos con los otros. Mientras tanto y por otro lado la razón los hace pensar que sin seguridad y duración, los bienes y privilegios deseados no tienen sentido porque no se pueden disfrutar. La razón entonces sugiere normas adecuadas de paz , a las cuales pueden llegar los hombres por mutuo consenso. Estas normas son las que Hobbes llama Leyes de la naturaleza, las cuales servirán para que el hombre salga de ese estado de guerra.

Hobbes define 19 leyes de naturaleza sin embargo existen dos fundamentales de las cuales se derivan las restantes. La primera de ellas se refiere a que cada hombre debe esforzarse por la paz , mientras que tiene la esperanza de lograrla , y cuando no puede obtenerla, debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas de la guerra. Es decir buscar la paz y seguirla defendiéndose por todos los medios posibles.

La segunda ley dice que el hombre debe acceder ( si los demás consienten también y mientras se considere necesario para la paz y defensa de sí mismo ) a renunciar este derecho de todas las cosas y a satisfacerse con la misma libertad ,frente a los demás con respecto a él mismo. Es como la ley del evangelio: " no hagáis a los demás , lo que no queráis que os hagan a vosotros".

De la segunda ley de naturaleza según la cual los hombres están obligados a transferir a otros los derechos que perturban la paz, se deduce una tercera ley que se refiere a que los hombres cumplan los pactos que han celebrado. Entonces mientras las pasiones enfrentan a los hombres , la razón los hace pactar .

Ahora bien cuando los pactos se respetan y se llevan a cabo hay justicia, que quiere decir que existe una voluntad constante de dar a cada uno lo suyo. Todos los hombres tienen derecho a todas las cosas y por ende son iguales ante la ley. Esta inclinación de pactar lleva a los individuos a convenir un contrato, que implica la renuncia de todos sus derechos que poseían en el estado de naturaleza para otorgárselo a un soberano que a cambio les garantizará el orden y la seguridad .Con el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho que pudiera poner en peligro la paz.


El ser humano requiere de algo mas que pactar , que haga su convenio constante y obligatorio ; y ese algo es un poder común que los mantenga a raya y dirija sus acciones hacia el beneficio colectivo. Los pactos no descansan en la espada, no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre de algún modo. Por consiguiente , a pesar de la leyes de la naturaleza, si no se ha instituido un poder , cada uno fiará en su propia fuerza para protegerse contra los demás hombres.

El único camino para erigir semejante poder común, capaz de defenderlos contra la invasión de los extranjeros y contra las injurias ajenas, asegurándoles que por su propia actividad y por los frutos de la tierra puedan nutrirse a sí mismos y vivir satisfechos , es conferir todo su y fortaleza a un hombre o una asamblea de hombres.

Esto es algo más que consentimiento o concordia ; es una unidad real de todo ello en una persona, instituida por pacto de cada hombre con los demás ,en forma tal como si cada un dijera a todos: autorizo y transfiere a este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a mi mismo , con la condición de que vosotros transferiréis a e vuestro derecho , y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho esto, la multitud unida en una persona se denomina estado y el titular de esta persona se denomina soberano.

Esta es la generación de el Leviatán , o más bien de aquel dios mortal ,el cual debemos, bajo el dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa. Y fundando el estado solo es posible la sociedad civil.. Es decir, la organización de todos los súbditos sometidos al poder del estado , se convierte en el polo opuesto de la guerra.

La idea de ese estado todopoderoso en la tierra, ese dios mortal que atemorizara a todos los ciudadanos es el Leviatán, el monstruo bíblico que se convierte en la gran solución que el hombre creo para su conservación. Bajo la soberanía de estado se garantiza paz , porque sin estado no hay sociedad entre los hombres, sino un mero estado natural de desconfianza y terror mutuo.

De esta forma el signo de esta soberanía absoluta es el poder dar y quebrantar la ley. El soberano es el verdadero fijador de la justicia y de la moral, ya que lo justo y lo bueno , pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder legislativo y el estado la única fuente del derecho. Incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima autoridad.

La diferencia de gobiernos consiste en la diferencia del soberano o de la persona representativa de todos y cada uno de la multitud. El representante deber ser por necesidad o una persona o varias. Cuando el representante es un hombre, entonces el gobierno es una monarquía ; cuando lo es unas asamblea de todos cuantos quieren concurrir en ella tenemos una democracia o gobierno popular ; cuando la asamblea es de una parte solamente , entonces ese denomina aristocracia.

En todo caso el soberano debe:

1. Procurar a sus súbditos todo aquello para lo cual ha sido instituido : la seguridad.

2. Preservar la salud del pueblo, la conservación de la vida contra todos los peligros y el goce de las satisfacciones legítimas de esta vida.

3. Velar porque los hombres que se han unido voluntariamente en sociedad política vivan felices.

4. Asegura a los súbditos una inocente libertad . Inocente , en cuanto no se pueda perjudicar la paz y la libertad : la ley es el regulador .

5. Que las leyes no se hagan para perturbar la existencia de los hombres sino para dirigirlos , para preservarlos contra ellos mismos y contra los demás a fin de que reine la paz.

6. Debe garantizar a sus súbditos la igualdad ante la ley y ante cargos públicos.

7. Debe garantizar la igualdad en la instrucción y la educación que los formen las doctrinas verdaderas.

8. El soberano debe luchar contra la ociosidad ,debe proporcionar trabajo a todos.

9. Debe poner a cargo del estado , de la asistencia pública, a los que son incapaces de trabajar ( en lugar de abandonarlos a los azares de la caridad privada) .

10. Conceder a los súbditos las propiedad privadas suficientes y velar por la equidad de la distribución .Evitar de esta forma monopolios, acumulación de riquezas de particulares , explotación, etc.

11. De esta manera observamos al monstruo Leviatán de una manera tan inesperada , como lógica, liberal, bienhechor , previsor y humano.


John Locke

Es considerado el principal teórico de liberalismo. Su insistencia en respetar determinadas parcelas individuales harán de él un preludio claro de la mentalidad burguesa y antiestatista, aunque sus apreciaciones acerca del trabajo también son fundamento de cualquier teorización socialista".

John Locke define el estado de la naturaleza como un estado de "paz, benevolencia y ayuda mutua".

Consideraba que en el estado de la naturaleza los hombres debieron gozar de perfecta libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y sus personas como mejor les parecía, dentro de los límites de la Ley Natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra persona"•

El fundamental derecho a la libertad que se deduce de las intenciones del Creador y de la necesidad de auto conservación, no conoce otro límite que la Ley Natural. Esta ley gobierna el estado de la naturaleza y que debe ser entendida como manifestación de la voluntad de Dios, enseña que nadie debe dañar a otro en su vida, salud y libertad. Así, todos los hombres están dotados de la razón y la libertad suficiente para conocer un orden del mundo que los lleva a cooperar con la preservación de sus derechos.

Para Locke mediante la razón el hombre conoce la Ley Natural y por ello le asiste el derecho de imponer a los demás su cumplimiento. Tiene el derecho a castigar a los transgresores de esa ley con un castigo que impida su violación".

Advierte que en el estado de la naturaleza "un hombre consigue poder sobre oro más no poder arbitrario o absoluto para tratar al criminal (...) siguiendo la apasionada fogosidad o la extravagancia ilimitada de su propia voluntad".

Locke considera que esta pena debe ser proporcionada a su trasgresión, según dictamine la razón y la conciencia, es decir, una pena que sirva para reparar el daño y para la represión.

Hace la salvedad que el hombre cuando interpreta la ley para asuntos propios se convierte en juez y parte "el amor propio hará que esos hombres juzguen con parcialidad en favor de sí mismos y sus amigos. Por otro lado la malquerencia, la pasión y la venganza los arrastrará demasiado lejos al castigo que infligen a los demás, no pudiendo resultar de todo ello confusión y desorden, por lo que, sin duda alguna, Dios debió fijar un poder que evitase la parcialidad y la violencia de los hombres".

A partir de aquí se empeña en marcar diferencias entre el estado de la naturaleza y el estado de guerra, aunque para muchos estudiosos, no logra este objetivo.

Al parecer es inevitable que el estado de la naturaleza se convierta en un estado destructivo, pues al violar la Ley Natural no existen mecanismos para reestablecer el orden. Locke reconoce que los hombres violan la Ley Natural, ya que "no observan estrictamente los mandatos de la equidad y la justicia, resulta muy inseguro y mal salvaguardado el disfrute de los bienes que cada cual posee en ese estado" (123).

De lo anterior se desprende la necesidad del hombre de establecerse en sociedad. La condición natural en que se encuentra el hombre "por muy libre que sea está plagada de sobresaltos y de continuos peligros. Tienen razones suficientes para procurar salir de la misma y entrar voluntariamente en sociedad con otros hombres que se encuentran ya unidos, o que tiene el propósito de unirse para la mutua salvaguardia de sus vidas, libertades, y tierras, a todos lo cual incluyo dentro del nombre genérico de bienes o propiedades". (123).

Locke destaca que la finalidad de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes del estado de naturaleza que se producen forzosamente cuando cada hombre es juez de su propio caso".

Solo cuando un grupo de hombres se une en sociedad renunciando cada uno de ellos, al poder de ejecutar la ley natural, cediéndola a la comunidad, sólo así se constituye una sociedad política o civil"

Este grupo de hombres debe vivir en estado de naturaleza y deben asociarse para formar un pueblo, un cuerpo político sometido a un gobierno, o cuando alguien se adhiere o se incorpora a cualquier gobierno ya constituido.

"Por ese hecho autoriza a la sociedad o, lo que es lo mismo, a su poder legislativo para hacer las leyes en su nombre según convenga al bien público de la sociedad y para ejecutarlas siempre que se requiera su propia asistencia (como sí se tratase de opiniones propias suyas). Eso es lo que saca a los hombres de un estado de naturaleza y los coloca dentro de una sociedad civil, es decir, el hecho de establecer en este mundo un juez con autoridad para decidir todas las disputas y reparar todos los daños que pueda sufrir un miembro cualquiera de la misma" (89).

En conclusión aquellas personas que viven unidas, formando un mismo cuerpo, regidas por una ley común sancionada y de un organismo judicial al que recurrir, con autoridad para decidir las disputas entre ellos y castigar a los culpables, viven en sociedad civil los unos con los otros. Los hombres que carezcan de alguien a quien apelar siguen viviendo en el estado de naturaleza y a falta de un juez se convierten en jueces y ejecutores por sí mismos, ya que se ha demostrado que es ése es el estado perfecto de Naturaleza.

Para la formación de estas leyes que deben regir a la sociedad, Locke sostiene la teoría de la división de poderes: tres poderes que ejerzan el poder soberano. El poder legislativo, es aquel que tiene el derecho de señalar como debe emplearse la fuerza de la comunidad política y de los miembros de la misma. Destaca la necesidad que existan los poderes ejecutivo y federativo para que cuide la aplicación constante de las leyes.

"Estos dos poderes son en sí mismos realmente distintos; sin embargo, a pesar de que uno de ellos abarca la ejecución de las leyes comunales de la sociedad en el interior de la misma y a todos cuando la integran y el otro tiene a su cargo la seguridad y los intereses de la población en el exterior, con respecto a quienes pueden serles útiles o perjudicarle, ocurre que casi siempre suelen encontrarse unidos". (147)

Locke se inclina por la tesis de la rigurosa subordinación de los poderes al poder legislativo, y este último delegado a la voluntad popular, la cual conserva su derecho permanente de control sobre su efectivo ejercicio del poder, a fin de tutelar la propia libertad contra eventuales excesos ilegales.

Frente a un posible abuso constitucional Locke da al pueblo una especie de derecho a la revolución. Dicho derecho se ejerce en casos extremos, cuando sea imposible por otro medio reestablecer el orden normal de las cosas.

Si el propósito de principal de la sociedad civil es el resguardo de la propiedad, el organismo que lo ejecute

Constituirá el organismo más importante de la sociedad. Ese es el poder legislativo. Locke lo considera el 2alma que da forma, vida y unidad a la comunidad política y lo llama "poder supremo", aunque tiene restricciones. No puede modificar las leyes para aplicarlas a casos concretos y sus normas solas perseguirán el bien de la comunidad, es decir, no puede violar los derechos naturales "la ley natural subsiste como norma eterna de todos los hombres sin exceptuar a los legisladores".

Locke justifica que le hombre entre a la sociedad civil "movidos por el impulso de salvaguardar lo que constituye su propiedad" al fijar un poder legislativo y delegarle sus derechos lo hace con la finalidad "que existan leyes y reglas fijas que vengan a ser como guardianes y vallas de las propiedades de toda la sociedad (...) De ahí , pues, que siempre que los legisladores intentan arrebatar o suprimir la propiedad del pueblo , o reducir a los miembros de este a la esclavitud de un poder arbitrario, se coloca en estado de guerra con el pueblo (...) Este pueblo tiene derecho a readquirir su libertad primitiva y mediante el establecimiento de un nuevo poder legislativo (el que crea más conveniente) proveer a su propia salvaguardia y seguridad, es decir, a la finalidad para cuya consecución están en sociedad ".

La propiedad privada y su defensa son excluidos del contenido del pacto de gobierno, ya que son un derecho natural y éstos son innegociables. La propiedad es el primer bien que el estado debe proteger.

"Tenemos, pues, la que la finalidad máxima y principal que buscan los hombres al reunirse en Estados o Comunidades, sometiéndose a un gobierno, es la de salvaguardar sus bienes; esa salvaguardia es muy incompleta en el estado de la naturaleza". (124)

Asegura que es necesario la creación de leyes para la defensa de la propiedad privada, aunque advierte que en el estado de la naturaleza estas leyes son muy claras, pero "los hombres llevados por su propio interés, o ignorantes por falta de estudio de la misma" no reconocen estas leyes cuando están en juego sus propios intereses.

Para Locke el hombre al renunciar al poder político que posee en el estado de la naturaleza y entregárselo a la sociedad (a los gobernantes que han elegidos) o lo hacen con la misión "...expresa o tácita de emplearlo para el bien de los miembros de la sociedad y la salvaguardia de sus propiedades (...) No puede, pues, en manera alguna y de un modo absoluto y arbitrario, extenderse ese poder a sus vidas y a sus propiedades que, por el contrario, deben defenderse y guardarse hasta donde sea posible".

La defensa de la propiedad privada como un derecho natural que el estado Constitucional debe proteger Locke la relaciona directamente con el trabajo, ya que mediante este el hombre saca las cosas del estado de la naturaleza y las hace instrumentos para satisfacer la necesidad humana. La propiedad es la institución fundamental del estado de naturaleza.

Explica que cada hombre tiene por Ley Natural propiedad sobre su cuerpo y por ende de las obras que con este realiza "por eso, siempre que alguien saca una cosa del estado en que la naturaleza la produjo y la dejó, ha puesto en esa cosa algo de su esfuerzo (...) y por ello la ha convertido en algo suyo".

Y como este cita muchos ejemplos como el agua de un manantial que es de todos los hombres, pero quien dudaría que la recogida en un recipiente pertenece al que lo llenó.

De esta manera el trabajo pasa a ser fuente del derecho de propiedad, que no sólo abarca los bienes de consumo sino los medios de producción, como la tierra, siempre y cuando sea trabajada por el hombre.

"La extensión de tierra que un hombre trabaja, planta, mejora, cultiva y cuyos productos son capaces de utilizar, constituye la medida de su propiedad".

Señala la salvedad que el hombre tiene derecho natural de poseer sólo que necesita, quien se adueña de bienes perecederos y nos los utiliza viola la Ley Natural, aunque admite la posibilidad de cambiar estos bienes por otros que puedan conservarse como metales.

Para salvaguardar aun más la propiedad los hombres aceptan la sociedad civil, renuncia a su propia defensa. Al consentir formar parte de una sociedad civil, puede ser tácito, participan en un convenio que origina la sociedad, haciendo dejación en ellas de las facultades que tenían en el estado de la naturaleza. A partir de allí la sociedad se encargará de protegerlo a través de leyes que debe dictar y que considere necesarias para el bien de la sociedad y castigando a quienes la infrinjan.

La transmisión tanto de funciones como derechos a la sociedad se caracteriza por la condicionalidad y la limitación.

El hombre entrega los derechos individuales esperando obtener beneficios, la sociedad recibe estos derechos y a su vez los entrega al gobierno, que se convierte en fideicomisario de la sociedad, de forma análoga a como ésta lo es del sujeto. Comienza así una relación de confianza con el gobierno, esperando que este persiga el bien de la comunidad. Vulnerar el convenio permite revocar el mandato.

Locke diferencia muy bien la autoridad de un padre sobre un hijo, de un amo sobre el esclavo, pero la obligación del súbdito de obedecer al soberano nace del contrato y así lo reconoce.

La única manera de permitir la legitimación es a través del consenso de aquellos sobre los que el poder se ejerce, en el origen de la sociedad civil debió existir el pacto –expreso o tácito-entre quienes fue acordado.

"Cierto que el individuo traspasa en el contrato de sociedad sus derechos al soberano, pero no para que los anule, sino para que los defienda o proteja. Si el particular se protegiera contra los ataques de sus conciudadanos, pero no contra el capricho del soberano, se parecería al tonto que se defiende de zorras y martas, pero se deja atacar por el león". (Manual de Historia de la Filosofía de Johann Fischl).

El postulado de la libertad natural lleva a Locke a ver toda libertad aparente en real y lo conduce a una hipótesis del intercambio no forzado que explica los fenómenos sociales como una conjunción de pactos explícitos e implícitos. Sostiene el principio "que ningún hombre se someta a la voluntad de otro sin su consentimiento", y que "allí donde hay pacto ya no hay esclavitud".

Locke se opone firmemente a los los argumentos del poder absoluto, pero para algunos de sus estudiosos pierde capacidad de penetración social y termina por sacrificar al altar del libre intercambio las dudas de que hasta que punto pueden considerarse libres y voluntarios los pactos realizados en situación de desequilibrio de poder y propiedad.

Advierte que mientras la sociedad exista el poder que cada individuo le entregó al entrar a formar parte de esta no puede ser revestido "sino que permanecerá siempre en la comunidad, porque sin eso no podría existir comunidad política, lo cual sería contrario al convenio primitivo". Asimismo cuando la sociedad ha colocado en una asamblea de hombres el poder de legislar, el poder legislativo no puede revestir al pueblo mientras subsista el gobierno "porque habiendo dado al poder legislativo faculta para subsistir indefinidamente, el pueblo ha renunciado al poder político y no puede volver a recobrarlo", al contrario si le dio existencia limitada al legislativo o este pierde poder por las faltas que comete o simplemente se cumple el lapso señalado "el poder legislativo revierte a la sociedad, y el pueblo tiene el derecho de actuar como soberano, de conservar para sí mismo el poder legislativo, darle otra forma, o de colocarlo, conservando la antigua, en otras manos. Según lo juzgue más conmveninete".




Jean Jacques Rousseau

Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712. En Ginebra estudió geometría y comenzó a escribir comedias y sermones que no mostraba a nadie.
Su familia había elegido para él la profesión de procurador. Le consiguieron colocación en el despacho de un canciller que lo despidió por inepto al paso de unos meses. Después fue aprendiz de un grabador, pero tampoco destacó en ese oficio. A los 16 años decidió irse de Ginebra y al llegar a Saboya se presentó ante el párroco del lugar quien lo invitó a abrazar la fe católica. Fue este religioso quien lo puso bajo la protección de Luise Eleonore Warrens, joven y agraciada viuda que impresionó al muchacho desde su primer encuentro.

Trabajó como profesor de música, copista de partituras y compositor de ópera; también escribió artículos de música, y en 1750 obtuvo el primer premio de la Academia de Dijon con el ensayo Discours sur les sciences et les arts.

Las dos últimas obras elevaron a Jean-Jacques Rousseau al rango de director de conciencias de todos los que vivieron en aquella época, y era solicitado para consultas aun por quienes no comulgaban con sus ideas.
Tiempo después, a causa de algunas diferencias con pastores suizos, salió de Neuchatel y se estableció en Berna, luego en Inglaterra y más tarde en Wothon, donde tuvo tiempo de escribir sus Confesiones antes de emprender el camino de nuevo para ir a Lyon, Grenoble, Chambery y Bourgoin.

Para entonces Rousseau había desarrollado un extraño temor que lo hacía sentirse siempre perseguido y en peligro. En estas condiciones escribió Les dialogues, Rousseau juge de Jean-Jacques, que no eran sino un conjunto de divagaciones comentadas entre él y un supuesto francés.

Luego inició la composición de su último libro Las meditaciones del paseante solitario, pero ya cansado y enfermo empezó a buscar asilo que encontró gracias a la caridad del marqués Girardin. Jean-Jacques Rousseau víctima de la apoplejía, el 2 de julio de 1778.

Una tercia resume los tres momentos del esquema de pensamiento de Rousseau. Son estado de naturaleza - sociedad civil – república. Es una ampliación del planteamiento dicotómico estructural del contractualismo, en el caso de Hobbes, estado de naturaleza – sociedad civil. Rousseau crítica es estado de naturaleza de Hobbes al señalar que "al ser el estado de naturaleza aquel en el cual el cuidado de nuestra conservación es el menos perjudicial para la del otro, este estado era en consecuencia el más adecuado para la paz y el más conveniente para el género humano (Rousseau 1989, 148). Roussseau también está en desacuerdo con el supuesto carácter violento del hombre en estado de naturaleza que atribuye Hobbes. Considera Rousseau que "Hobbes pretende que el hombre es naturalmente intrépido y no busca otra cosa que atacar y combatir" (Rousseau 1989, 124). Rousseau plantea que el hombre en estado de naturaleza es tímido. Y concluye el autor que "parece, así, que los hombres en tal estado, al no existir entre ellos ninguna clase de relación moral ni deberes comunes, no pudieron ser ni buenos ni malos, no tuvieron ni vicios ni virtudes" (Rousseau 1989, 146).

Para Rousseau la ley o derecho de naturaleza no es una imposición, no es una cuestión dada. Señala que "todo lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley es que, no sólo para que sea ley es preciso que la voluntad de aquel a quien obliga pueda someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también, para que sea natural, que hable de modo inmediato de la voz de la naturaleza" (Rousseau 1989, 114).

Rousseau precisa que por naturaleza el hombre, que no ha sido alcanzado por la civilización, es bueno y sociable. Rousseau defiende ardorosamente la sociabilidad y voluntad general, que es la que tiene que decidir la actuación. Expresa el autor que "del concurso y de la combinación que nuestro espíritu puede hacer de estos dos principios (luces y libertad), sin que sea necesario incluir el de la sociabilidad, me parece que se deducen todas las reglas del derecho natural; reglas que la razón está forzada luego restablecer sobre otros fundamentos cuando, a través de desarrollos progresivos, llega hasta recubrir la naturaleza" (Rousseau 1989, 115).

Según el autor la máxima del gobierno legítimo y popular que persigue el bien del pueblo es guiarse por la voluntad general. "el cuerpo político es también un ser moral dotado de voluntad. Esa voluntad general, tendente siempre a la conservación y bienestar del todo y de cada parte, es el origen de las leyes y la regla de lo justo y de lo injusto para todos los miembros del estado, en relación con éste y con aquéllos" (Rousseau 1985, 9). Rousseau señala que es la necesidad de proteger la propiedad lo que da nacimiento a la sociedad. Advierte Rousseau que "como para querer hace falta ser libre, otra dificultad no menor consiste en asegurar a la vez la libertad pública y la autoridad del gobierno. Buscad los motivos que llevaron a los hombres, unidos por sus mutuas necesidades en la gran sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades civiles: no encontraréis otro que el de asegurar los bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la protección de todos" (Rousseau 1985, 13).

Rousseau plantea la necesidad de regresar a las pequeñas agrupaciones sociales, es decir, reivindica el regreso a la Ciudad-Estado. Consideraba que el pueblo soberano no puede estar representado, que no puede delegar su autoridad ni sus derechos a gobernarse. El pueblo debe gobernar por sí mismo y directamente y, como supone que tal cosa sólo puede lograrse en una sociedad lo bastante pequeña para que todo el pueblo pueda concurrir a la Asamblea, vuelve otra vez a la Ciudad-Estado como la única forma en que los términos del contrato social pueden ser cumplidos cabalmente. Y agrega Rousseau que "no basta con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además cuidar de su subsistencia. Satisfacer las necesidades públicas es una consecuencia evidente de la voluntad general y el tercer debate esencial del gobierno" (Rousseau 1985, 34).

Rousseau estableció que la voluntad popular es el único fundamento de la organización política. Es defensor de la soberanía popular que considera debe ser expresada en Asambleas y niega la representación popular a la que considera ha de llevar fatalmente al dominio de la mayoría por los representantes populares. Según el autor las distintas formas de gobierno tienen su origen en las diferencias que se presentan entre los particulares en el momento de constituir el gobierno. "Si existía un hombre eminente en poder, en virtud, en riqueza o en crédito, en ese caso fue elegido él solo magistrado y el Estado se convirtió en monárquico. Si muchos, más o menos iguales entre sí, destacaban sobre los demás, entonces fueron elegidos de modo conjunto y surgió una aristocracia. Aquellos cuya fortuna o talentos eran menos desproporcionados y habían alejado menos del estado de naturaleza, conservaron en común la administración suprema y formaron una democracia. El tiempo verificará cuál de estas formas era la más ventajosa para los hombres" (Rousseau 1989, 193).

El concepto de sociedad civil en Rousseau indica además de la condición política de los hombres asociados, el carácter progresivo y civilizado del vivir social moderno, contrapuesto a la sencillez del modo de vida natural de los salvajes. Para Rousseau la historia de la civilización precede y pone a la cabeza la institución de los estados. La sociedad civil de Rousseau resume primero lo económico y lo técnico y finalmente político. Por eso el tercer momento del esquema del autor es la república.

Para Rousseau el contrato es un órgano del pueblo, y está, por ende, desprovisto de poder independiente. El acto imaginario que da origen a una sociedad no es ni siquiera remotamente semejante a un contrato, ya que los derechos y libertades de los individuos carecen en absoluto de existencia excepto en la medida en que los hombres son ya miembros de un grupo. Toda el pensamiento de Rousseau se basa en el hecho de que una comunidad de ciudadanos es única. Es una asociación, no un agregado, una personalidad moral y colectiva.

El orden social, según Rousseau, es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Precisa que se trata de encontrar una forma de asociación que de protección a las personas y a los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes.

Para el autor la sociedad deviene debido a la necesidad de proteger la propiedad. Pero también porque al convertirse en miembros de la sociedad, los hombres ganan individualmente más de lo que ganarían permaneciendo aislados. En este caso, la sociedad sustituye al instinto por la justicia y da a las acciones de los hombres la moralidad de que antes carecían. Precisa "en lugar de volver nuestras fuerzas contra nosotros mismos, unámoslas en un poder supremo que nos gobierne según sabias leyes, que proteja y defienda a todos los miembros de la asociación, rechace los enemigos comunes y nos mantenga en eterna concordia" (Rousseau 1989, 180).

La voluntad general representa un hecho único respecto a una comunidad. Esto es que la comunidad tiene un bien colectivo que no es lo mismo que los intereses privados de sus miembros. En cierto sentido, vive su propia vida, realiza su propio destino y sufre su propia suerte. Para Rousseau que el estado o la ciudad es una persona moral cuya vida consiste en la unión de sus miembros. Es en la comunidad donde los hombres obtienen la libertad civil, que es un derecho moral y no meramente la libertad natural.

Así como la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos. Señala Rousseau que cuando cada individuo enajena su poder, sus bienes y su libertad por el pacto social hay que convenir también que sólo el soberano es juez en cuanto al uso que da la comunidad, pero el soberano, por su parte, no puede imponer a los súbditos ninguna cadena inútil para la comunidad.





CONCLUSIÓN

Hobbes, Locke y Rousseau

Los contractualistas vuelven a considerar la relación del hombre con el Estado, no partiendo del Estado como hecho consumado, como institución establecida, sino del hombre como individualidad libre, el hombre en su estado natural. El pensamiento de Hobbes plantea la dicotomía estado de naturaleza - sociedad civil. Para Rousseau se trata de la tercia estado de naturaleza - sociedad civil – república. Esta tercia puede ser considerada, de la misma manera que la tercia de Locke estado de naturaleza – estado de guerra – sociedad civil, como una complicación del esquema dicotómico básico del modelo contractualista.

Hobbes y Locke arrancan desde el estado de naturaleza para explicar al hombre. Pero en Hobbes el estado de naturaleza es de guerra permanente. Para Locke es de perfecta libertad y de igualdad. Señala Hobbes que "es manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la de todos contra todos" (Hobbes 1992, 102). Agrega Hobbes que en el estado de naturaleza "la condición del hombre es una condición de guerra de todos contra todos, en la cual cada uno está gobernado por su propia razón, no existiendo nada, de lo que pueda hacer uso, que no le sirva de instrumento para proteger su vida contra sus enemigos" (Hobbes 1992, 106). Considera Locke, por su parte, que el estado de naturaleza es "un estado de perfecta libertad para que cada uno ordene sus acciones y disponga de posesiones y personas como juzgue oportuno, dentro de los límites de la ley de naturaleza, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de ningún otro hombre. (...) Es también un estado de igualdad, en el que todo poder y jurisdicción son recíprocos, y donde nadie los disfruta en mayor medida que los demás" (Locke 1998, 36). Rousseau distingue entre dos tipos de desigualdad: una natural o física establecida por la naturaleza, "y otra que puede denominarse desigualdad moral o política, pues depende de una especie de convención y está establecida, o cuando menos autorizaba, por el consentimiento de los hombres. Esta última consiste en los diferentes privilegios de los que gozan unos en detrimento de los otros, como el ser más rico, más honrados, más poderosos que ellos o, incluso, hacerse obedecer" (Rousseau 1989, 118). Añade Locke que "la libertad natural del hombre consiste en estar libre del cualquier poder superior sobre la tierra, y no hallarse sometido a la voluntad o la autoridad legislativa de hombre alguno, sino adoptar como norma, exclusivamente, la ley de naturaleza." (Locke 1998, 52). Hobbes no habla de ausencia de un poder superior en su concepto de libertad pero sí de la ausencia de impedimentos externos. En todo caso el hombre libre es el que no está sometido o limitado en su poder. Para Hobbes la libertad es "la ausencia de impedimentos externos, impedimentos que con frecuencia reducen parte del poder que un hombre tiene de hacer lo que quiere, pero no pueden impedirle que use el poder que le resta, de acuerdo con lo que su juicio y razón le dicten" (Hobbes 1992, 106). Por su parte Rousseau critica a Hobbes al precisar que "al ser el estado de naturaleza aquel en el cual el cuidado de nuestra conservación es el menos perjudicial para la del otro, este estado era en consecuencia el más adecuado para la paz y el más conveniente para el género humano (Rousseau 1989, 148). Por eso Rousseau se pronuncia también en desacuerdo con el supuesto carácter violento del hombre en estado de naturaleza. Señala Rousseau que "Hobbes pretende que el hombre es naturalmente intrépido y no busca otra cosa que atacar y combatir. Un filósofo ilustre piensa, por el contrario (...) que nada hay más tímido que el hombre en estado de naturaleza y está siempre templando y dispuesto a huir al menor ruido que oiga, el menor movimiento que perciba" (Rousseau 1989, 124). Continúa Rousseau expresando en tal sentido que "parece, así, que los hombres en tal estado, al no existir entre ellos ninguna clase de relación moral ni deberes comunes, no pudieron ser ni buenos ni malos, no tuvieron ni vicios ni virtudes" (Rousseau 1989, 146).

Coinciden Hobbes y Locke en que en el estado de naturaleza priva el derecho o la ley de naturaleza que se fundamenta en la razón. Hobbes estima que el derecho de naturaleza "es la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la conservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida; y por consiguiente, para hacer todo aquello que su propio juicio y razón considere como los medios más aptos para lograr ese fin" (Hobbes 1992, 106). Hobbes distingue entre la ley de naturaleza "como un precepto o norma general, establecida por la razón, en virtud de la cual se prohíbe a un hombre hacer lo que puede destruir su vida o privarle de los medios de conservarla; o bien, omitir aquello mediante lo cual piensa que pueda quedar su vida mejor preservada. Aunque quienes se ocupan de estas cuestiones acostumbran confundir jus y lex, derecho y ley, precisa distinguir esos términos, porque el DERECHO consiste en la libertad de hacer o de omitir, mientras que la LEY determina y obliga a una de esas dos cosas. Así, la ley y el derecho difieren tanto como la obligación y la libertad, que son incompatibles cuando se refieren a una misma materia" (Hobbes 1992, 106). Precisa Locke, por su lado, que la ley de naturaleza no sólo obliga sino que también enseña a los hombres a vivir sin hace daño. Expresa Locke que "el estado de naturaleza tiene una ley de naturaleza que lo gobierna y que obliga a todos; y la razón, que es esa ley, enseña a toda la humanidad que quiera consultarla, que siendo todos los hombres iguales e independientes, ninguno debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones" (Locke 1998, 38). En este sentido, Rousseau señala que "todo lo que nosotros podemos ver con gran claridad respecto a esta ley es que, no sólo para que sea ley es preciso que la voluntad de aquel a quien obliga pueda someterse con conocimiento de ella, sino que es preciso también, para que sea natural, que hable de modo inmediato de la voz de la naturaleza" (Rousseau 1989, 114).

Para Hobbes la razón que fundamenta la ley de naturaleza conduce de una vez a la guerra, mientras que esa razón para Locke permite a los hombres vivir juntos en el estado de naturaleza. Considera Hobbes que la regla primera de la ley de naturaleza es buscar la paz pero la segunda es "defendernos a nosotros mismos por todos los medios posibles" (Hobbes 1992, 107). Se corresponde esta distinción con la que pone, de un lado el estado de naturaleza de Hobbes descrito como de guerra, y del otro el estado de naturaleza de Locke como de perfecta libertad y de igualdad. Guerra y poder relaciona Hobbes. Libertad y razón une Locke. Para Hobbes existe una "inclinación general de la humanidad entera, un perpetuo e incesante afán de poder, que cesa solamente con la muerte (Hobbes 1992, 79). (...) "La pugna de riquezas, placeres, honores u otras formas de poder, inclina a la lucha, a la enemistad y a la guerra. Porque el medio que un competidor utiliza para la consecución de sus deseos es matar y sojuzgar, suplantar o repeler a otro" (Hobbes 1992, 80). Hobbes considera que los hombres comparten una sed insaciable de ambición de poder y de las riquezas que, al ser escasas, les enfrentan en un conflicto que conduce a la muerte. Advierte que los hombres tienden inevitablemente a la agresividad y a la destrucción. En esa guerra no puede existir la propiedad. Advierte Hobbes que "en una situación semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve" (Hobbes 1992, 103). Así las cosas, el hombre es para Hobbes un lobo para el hombre" que no reparará en matar o robar al prójimo, a no ser que un poder superior le castigue y atemorice hasta obligarle a cambiar su perversa conducta natural.

Locke, por su lado, reitera que el estado de naturaleza es "un estado de paz, buena voluntad, asistencia mutua y conservación. (...) Propiamente hablando, el estado de naturaleza es aquél en el que los hombres viven juntos conforme a la razón, sin un poder terrenal, común y superior a todos, con autoridad para juzgarlos" (Locke 1998, 48). Si bien Locke no define a priori el estado de naturaleza como estado de guerra, advierte la posibilidad de existencia de este último. Dice Locke que "el estado de guerra es un estado de enemistad y destrucción; y, por lo tanto, cuando se declara mediante palabras o acciones, no como resultado de un impulso apasionado y momentáneo, sino con una premeditada y establecida intención contra la vida de otro hombre, pone a este en un estado de guerra contra quien ha declarado dicha intención" (Locke 1998, 46). Completa Locke que siendo la razón el fundamento de la ley de naturaleza "es razonable y justo que yo tenga el derecho de destruir a quien amenaza con destruirme a mí. En virtud de la ley fundamental de naturaleza, un hombre debe conservarse a sí mismo hasta donde le resulte posible" (Locke 1998, 46). La ley natural, que según Locke, gobierna el estado de naturaleza, y que debe ser entendida como manifestación de la voluntad de Dios, enseña que nadie debe dañar a otros en su vida, salud y libertad. Así, todos los hombres están dotados de la razón y la libertad suficiente para conocer un orden del mundo que les lleva a cooperar con los demás en la preservación de sus derechos. Cuando el hombre, mediante la razón, conoce la ley natural, le asiste el derecho de imponer a los demás su cumplimiento.

Por su parte Rousseau precisa que por naturaleza el hombre, que no ha sido tocado por la civilización, es bueno y sociable. Contra el planteamiento de Hobbes de un hombre asociado por temor a la maldad de los otros, Rousseau defiende ardorosamente la sociabilidad y voluntad general, que es la que tiene que decidir la actuación. Precisa Rousseau que "del concurso y de la combinación que nuestro espíritu puede hacer de estos dos principios (luces y libertad), sin que sea necesario incluir el de la sociabilidad, me parece que se deducen todas las reglas del derecho natural; reglas que la razón está forzada luego restablecer sobre otros fundamentos cuando, a través de desarrollos progresivos, llega hasta recubrir la naturaleza" (Rousseau 1989, 115). Completa Rousseau que "Hobbes no ha visto que la misma causa que impide a los salvajes usar de su razón, como lo pretenden nuestros jurisconsultos, le impide al mismo tiempo abusar de sus facultades, como él mismo pretende; de tal modo que podría decirse que los salvajes no son malos precisamente porque no saben lo que es ser buenos, puesto que no es ni el desarrollo de las luces, ni el freno de la ley, sino la calma de las pasiones y la ignorancia del vicio quienes les impiden hacer el mal" (Rousseau 1989, 148).

De modo que Locke crítica en un punto fundamental el sistema de Hobbes al señalar que el estado de naturaleza no es un estado de guerra. Sin embargo la salida de estado de guerra es la misma para Locke y para Hobbes, esto es, la institución del Estado mediante pacto social. Para Locke, el Estado parte de la paz inicial, en la cual el equilibrio se mantiene hasta que los hombres espontáneamente observen la razón o ley natural. Esto se contrapone al estado de guerra de Hobbes que deviene de la violación del orden natural-racional, y que continúa alimentado indefinidamente por las pasiones.

Al hombre como individuo naturalmente libre le sobrevino la necesidad de asociarse con otros hombres para defender su vida y sus incipientes propiedades, y a la necesidad posterior de una autoridad delegada por la sociedad para la observación del orden de convivencia. La necesidad de pasar al estado civil nace del estado de guerra. Esta característica es parte tanto del pensamiento de Locke, en el cual el estado de naturaleza no es en sí mismo un estado de guerra, pero en el cual una vez que comienza el estado de guerra no puede ser detenido sino cuando se instituye el poder político, como del pensamiento de Rousseau, donde los momentos del devenir histórico son el estado de naturaleza de la inocencia y de la felicidad primitiva, la "sociedad civil", que coincide con algunas características del estado de naturaleza que plantea Hobbes, y el Estado del contrato social.

Dado el estado de guerra, Hobbes señala que "el temor a la opresión dispone a prevenirla o a buscar ayuda en la sociedad; no hay, en efecto, otro camino por medio del cual un hombre pueda asegurar su libertad y su vida" (Hobbes 1992, 81). Locke sigue a Hobbes al decir que es precisamente para salir este estado de guerra, por lo que los hombres se someten a un estado de sociedad y abandonan el estado de naturaleza. Para Locke ponerse en un Estado es "el establecimiento de un juez terrenal con autoridad para decidir todas las controversias y para castigar las injurias que puedan afectar a cualquier miembro del Estado; y dicho juez es legislatura, o el magistrado nombrado por ella" (Locke 1998, 105). Para Locke el paso desde el estado de guerra hacia la sociedad es conveniente pero no dramáticamente necesario, pues Locke, a diferencia de Hobbes, ha definido el estado de naturaleza como un estado de paz, benevolencia y ayuda mutua. Rousseau critica a Hobbes por poner el estado de naturaleza en el principio de la historia de la humanidad. Según Rousseau, el nuevo Estado nace como antítesis y no como continuación del estado precedente. Para Rousseau el punto de arranque está en la voluntad general. Señala Rousseau que "el cuerpo político es también un ser moral dotado de voluntad. Esa voluntad general, tendente siempre a la conservación y bienestar del todo y de cada parte, es el origen de las leyes y la regla de los justo y de lo injusto para todos los miembros del estado, en relación con éste y con aquéllos" (Rousseau 1985, 9). En El Contrato social, Rousseau critica las teorías que no fundamentan la legitimidad el poder político en el consenso.

Pero Hobbes estima que la sociedad se forma no por el instinto sociable del hombre, sino por el miedo. El miedo a los enemigos, a los más fuertes que podían ser agresores. Y, sobre todo, el miedo a la guerra. Precisa Hobbes que en el estado de guerra "los hombres viven sin otra seguridad que la que su propia fuerza y su propia invención pueden proporcionarles" (Hobbes 1992, 103).

Para Hobbes, la naturaleza del hombre está compuesta por dos tendencias: una le conduce hacia las pasiones y otra hacia la razón. La primera empuja a los hombres a desear y a conseguir los bienes y privilegios del prójimo. La segunda, sin embargo, les hace pensar que sin seguridad los bienes deseados no tienen demasiado sentido porque no se pueden disfrutar. Las pasiones enfrentan a los hombres, la razón les hace pactar. Esta segunda inclinación lleva a los individuos a convenir un contrato, que implica la renuncia a todos los derechos que poseían en el estado de naturaleza para otorgárselos a un soberano que a cambio les garantizará el orden y la seguridad. La sumisión, según Hobbes es absoluta, y constituye el pago de los súbditos al soberano, a modo de rescate, por haberles salvado de su destructivo estado de naturaleza. Con el contrato se renuncia a la libertad y a cualquier derecho que pudiera poner en peligro la paz. "En definitiva, el motivo y fin por el cual se establece esta renuncia y transferencia de derecho no es otro sino la seguridad de una persona humana, en su vida, y en los modos de conservar ésta en forma que no sea gravosa. (...) la mutua transferencia de derechos es lo que los hombres llaman CONTRATO" (Hobbes 1992, 109).

Por medio del contrato, los hombres autorizan al soberano responsabilizándose de sus actos. La autorización es individual, pero a la vez es un acto de fe en el que todos deben obrar de igual manera. Hobbes presupone una aplastante mayoría de voluntades en favor del contrato. De esta forma, el contrato hace al soberano el verdadero fijador de la justicia y de la moral, ya que lo justo y lo bueno pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder legislativo y el Estado la única fuente del derecho. Incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima autoridad.

Así, Hobbes precisa que "las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas que son necesarias para una vida confortable, y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo" (Hobbes 1992, 105). Añade Hobbes que "en situación de guerra, cuando cada hombre es un enemigo para los demás, por la falta de un poder común que los mantenga a todos a raya, nadie puede contar con que su propia fuerza o destreza le proteja suficientemente contra la destrución" (Hobbes 1992, 120). Aunque Locke no habla de miedo como lo que abre paso el nacimiento de la sociedad, coincide con Hobbes en que "en el estado de naturaleza, el agraviado carece a menudo de la fuerza suficiente para mantener la ley. Estos desajustes conducen, según Locke, a la conveniencia del paso del estado de naturaleza a la sociedad civil. Advierte Locke que "la falta de un juez común que posea autoridad pone a todos los hombres en un estado de naturaleza; la fuerza que se ejerce sin derecho y que atenta contra la persona de un individuo produce un estado de guerra, tanto en los lugares en los que hay un juez común, como en los que no lo hay". (Locke 1998, 49). Por ello, completa Locke, "un grupo de hombres en estado natural entra en sociedad para formar un pueblo, un cuerpo político bajo un gobierno supremo" (Locke 1998, 104).

Locke considera que "no hay ni puede subsistir sociedad política alguna sin tener en sí misma el poder de proteger la propiedad" (Locke 1998, 102). Para Locke la propiedad es "todo lo que uno pueda usar para ventaja de su vida antes de que se eche a perder, será lo que le esté permitido apropiarse mediante su trabajo. Mas todo aquello que excede lo utilizable, será de otros" (Locke 1998, 59). Para salvaguardar con mayor consistencia la propiedad, los hombres acuerdan asociarse en una sociedad civil, renunciando a su propia defensa y al poder de castigar los delitos contra la ley natural. Mediante su consentimiento, individual aunque pueda ser tácito, participan del convenio que origina la sociedad, haciendo dejación en ella de las facultades que tenían en el estado de naturaleza. Desde ese momento, la sociedad se encargará de su protección dictando normas que considere precisas para bien de esa sociedad y castigando a los infractores de éstas.

Rousseau precisa que la máxima del gobierno legítimo y popular que tiene por objeto el bien del pueblo es guiarse por la voluntad general. Rousseau coincide con Locke en que no es el miedo sino la necesidad de proteger la propiedad lo que da nacimiento a la sociedad. Advierte Rousseau que "como para querer hace falta ser libre, otra dificultad no menor consiste en asegurar a la vez la libertad pública y la autoridad del gobierno. Buscad los motivos que llevaron a los hombres, unidos por sus mutuas necesidades en la gran sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades civiles: no encontraréis otro que el de asegurar los bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la protección de todos" (Rousseau 1985, 13).

Hobbes defiende no sólo el contrato sino su consecuencia: una autoridad firme e inconmovible, por encima de la moral, del bien y del mal, en tanto cumpla con su misión de mantener el orden, la paz, a toda costa y mantener a los hombres libres de la causa fundamental de su asociación: el temor. Es utilitario a ultranza: lo que es útil es también moral. Y con ello justifica todos los abusos que el soberano pueda cometer en nombre de la utilidad pública que seria, básicamente, la paz colectiva. Así, Hobbes justifica el absolutismo como algo útil y necesario en la tierra. Fue en busca de esa paz protectora que los individuos contrataron la sociedad y cedieron los derechos naturales a un poder común al que se someten por miedo y que actúa en beneficio de todos. Y defiende en todo al soberano: éste no forma parte del contrato mismo: no es más que una consecuencia política de su conclusión. Según esto, es un agente pero con poderes ilimitados y autoridad plena, indiscutible y absoluta. Locke crítica esta posición. Considere Locke que "la monarquía absoluta, considerada por algunos como el único tipo de gobierno que puede haber en el mundo, es, ciertamente, incompatible con la sociedad civil, y excluye todo tipo de gobierno civil. Pues el fin al que dirige la sociedad civil es evitar y remediar esos inconvenientes del estado de naturaleza que necesariamente se siguen del hecho de que cada hombre sea juez de su propia causa" (Locke 1998, 105).

Considera Locke que "el Estado se origina mediante un poder que establece cuál es el castigo que corresponde a las diferentes transgresiones de aquellos que, entre los miembros de una sociedad, piensa que merece la pena cometerlas; éste es el poder de hacer leyes, y a él debe añadirse el poder de castigar cualquier daño que se le haga a un miembro de la sociedad, cometido por alguien que no pertenece a ella. Este segundo poder es el de hacer la guerra y la paz. Y ambos poderes están encaminados a la preservación de la propiedad de todos los miembros de esa sociedad, hasta donde sea posible." (Locke 1998, 103)

Queda entendido que para Locke "La comunidad viene a ser un árbitro que decide según normas y reglas establecidas, imparciales y aplicables a todos por igual, y administrada por hombres a quienes la comunidad ha dado autoridad para ejecutarlas" (Locke 1998, 103). Añade Locke que "siempre que cualquier número de hombres esté así unido en sociedad de tal modo que cada uno de ellos haya renunciado a su poder ejecutivo de ley natural y lo haya cedido al poder público, entonces, y sólo entonces tendremos una sociedad política o civil." (Locke 1998, 104).

Hobbes pretende demostrar que una comunidad como tal es una pura ficción, que no tiene existencia salvo en la cooperación de sus miembros, que esa cooperación se debe siempre a las ventajas que de ella derivan para sus miembros como individuos, y que sólo llega a ser comunidad porque algún individuo es capaz de ejercer un poder soberano. Así Hobbes fundamentó su concisión de que en toda forma de gobierno es inevitable la sujeción y de que ideas tales como el contrato, la representación y la responsabilidad carecen de sentido a menos que estén respaldadas por un poder soberano. De ahí que sean válidas dentro del estado, pero no para el estado.

Si el propósito fundamental que comporta la creación de la sociedad civil, según Locke, es la salvaguarda de la propiedad, el organismo que regule cómo salvaguardaría constituirá el organismo más importante de la misma. Esa es la función del poder legislativo. Locke lo considera el alma que da forma, vida y unidad a la comunidad política y lo denomina poder supremo, cualidad que no le exime de varias restricciones concretas. En primer lugar, no puede modificar las leyes para los casos concretos. En segundo, sus normas no deben tener otro fin que el bien de la comunidad. Tampoco puede arrebatar a nadie sus propiedades. En suma, no puede vulnerar los derechos naturales. No se puede olvidar que la ley natural subsiste como norma eterna de todos los hombres, sin exceptuar a los legisladores. Subordinado a él, aparece el poder ejecutivo, encargado sin interrupción y de manera constante de la ejecución de las leyes vigentes en la comunidad.

Para Locke el estado natural era el orden y la razón, muy lejos del miedo y la anarquía que plantea Hobbes. El derecho natural es el antecedente del derecho político. Y es para defender este derecho que los hombres se vieron impulsados a hacer el pacto o contrato que originó la sociedad, cediendo sus prerrogativas en cuanto a la creación y aplicación de la ley, pero condicionando la cesión al respeto de los derechos amparados por el contrato. El poder, pues, no ha sido cedido graciosamente a nadie sino que sigue residiendo, en virtud de su condicionamiento, en la comunidad social.

Locke defiende la monarquía constitucional, cuyo gobierno considera que ha de ser dividido en tres órganos: el legislativo, al que da prioridad por su carácter representativo de los componentes de la sociedad, el ejecutivo y el federativo. Locke lucha por la constitución democrática del estado. Rechaza el planteamiento de Hobbes. Considera que en el contrato el individuo otorga sus derechos al soberano, pero no para que lo anule sino para que los proteja. Señala Locke al pueblo como el verdadero soberano, por lo que una soberanía absoluta como la que señala Hobbes no es compatible con una recta constitución del Estado.

Ciertamente cuando los hombres deciden unirse en sociedad renuncian a una gran parte de la libertad que tenían antes. Cada uno renuncia al poder legislativo y al ejecutivo, que eran suyos en el estado de naturaleza; pero no para entregárselos a un soberano absoluto con autoridad ilimitada, como sugiere Hobbes. Si cada uno renuncia a su poder particular, lo hace mediante un acuerdo con otros hombres, según el cual todos se unen formando una comunidad, un cuerpo político en el que la mayoría tiene derecho a actuar y decidir en nombre de todos. Tácita o explícitamente, cada individuo que ha entrado a formar parte del cuerpo social consiente en apoyar las decisiones mayoritarias, y las hace suyas; y se compromete a respetarlas bajo condición de dichas decisiones respondan a las leyes dictadas por quienes, nuevamente por encargo de la mayoría, tengan la misión de hacerlas. Las leyes son el alma del Estado; y mientas sigan vigentes, todos por igual han de someterse a ellas.

Rousseau, por su lado, precisa la necesidad de regresar a las pequeñas agrupaciones sociales, es decir, reivindica el regreso a la Ciudad-Estado. Consideraba que el pueblo soberano no puede estar representado, que no puede delegar su autoridad ni sus derechos a gobernarse. El pueblo debe gobernar por sí mismo y directamente y, como supone que tal cosa sólo puede lograrse en una sociedad lo bastante pequeña para que todo el pueblo pueda concurrir a la Asamblea, vuelve otra vez a la Ciudad-Estado como la única forma en que los términos del contrato social pueden ser cumplidos cabalmente. Y agrega Rousseau que "no basta con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además cuidar de su subsistencia. Satisfacer las necesidades públicas es una consecuencia evidente de la voluntad general y el tercer debate esencial del gobierno" (Rousseau 1985, 34).

Rousseau estableció que la voluntad popular es el único fundamento de la organización política. Es defensor de la soberanía popular que considera debe ser expresada en Asambleas y niega la representación popular a la que considera ha de llevar fatalmente al dominio de la mayoría por los representantes populares.

El concepto de sociedad civil en Rousseau indica además de la condición política de los hombres asociados, el carácter progresivo y civilizado del vivir social moderno, contrapuesto a la sencillez del modo de vida natural de los salvajes. Rousseau invierte la relación instituida por Hobbes entre civilización y sociedad política: mientras que para Hobbes a la institución del Estado sigue el desarrollo de la industriosidad humana, para Rousseau la historia de la civilización precede y pone a la cabeza la institución de los estados. La sociedad civil de Rousseau resume primero lo económico y lo técnico y finalmente político. Hobbes y Locke consideran la disolución del Estado como un regreso al estado de naturaleza, incluso identifica el estado de naturaleza con la anarquía. Rousseau identifica el estado de naturaleza como un estado histórico.

Según las premisas de Hobbes el soberano una vez instituido puede gobernar como mejor le parezca. Y aun en el caso de que traiciones la misión que le fue encomendada a saber la paz y seguridad de todos no hay mecanismo legal que esté capacitado para derrocarlo. La conducta abusiva del soberano siempre traerá consigo menos males que los producidos por una regresión al estado natural de guerra. Precisa Hobbes que "es contrario a la razón alcanzar la soberanía por la rebelión: porque a pesar de que se alcanzara, es manifiesto que, conforme a la razón, no puede esperarse que sea así, sino antes al contrario; y porque al ganarla en esa forma, se enseña a otros a hacer lo propio. Por consiguiente, la justicia, es decir, la observancia del pacto, es una regla de razón en virtud de la cual se nos prohíbe hacer cualquiera cosa susceptible de destruir nuestra-vida: es, por lo tanto, una ley de naturaleza" (Hobbes 1992, 121).

Para Rousseau el contrato es un órgano del pueblo, y está, por ende, desprovisto de poder independiente. El acto imaginario que da origen a una sociedad no es ni siquiera remotamente semejante a un contrato, ya que los derechos y libertades de los individuos carecen en absoluto de existencia excepto en la medida en que los hombres son ya miembros de un grupo. Toda el pensamiento de Rousseau se basa en el hecho de que una comunidad de ciudadanos es única. Es una asociación, no un agregado, una personalidad moral y colectiva.

El orden social, según Rousseau, es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Precisa que se trata de encontrar una forma de asociación que de protección a las personas y a los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes.

Para Rousseau la sociedad deviene debido a la necesidad de proteger la propiedad. Pero también porque al convertirse en miembros de la sociedad, los hombres ganan individualmente más de lo que ganarían permaneciendo aislados. En este caso, la sociedad sustituye al instinto por la justicia y da a las acciones de los hombres la moralidad de que antes carecían.

La voluntad general representa un hecho único respecto a una comunidad. Esto es que la comunidad tiene un bien colectivo que no es lo mismo que los intereses privados de sus miembros. En cierto sentido, vive su propia vida, realiza su propio destino y sufre su propia suerte. Para Rousseau que el estado o la ciudad es una persona moral cuya vida consiste en la unión de sus miembros. Es en la comunidad donde los hombres obtienen la libertad civil, que es un derecho moral y no meramente la libertad natural.

Así como la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos. Señala Rousseau que cuando cada individuo enajena su poder, sus bienes y su libertad por el pacto social hay que convenir también que sólo el soberano es juez en cuanto al uso que da la comunidad, pero el soberano, por su parte, no puede imponer a los súbditos ninguna cadena inútil para la comunidad.

David Ricardo

Economista británico, de origen judío; fue uno de los miembros más importantes de la escuela clásica de economía política. Su lógica rigurosa y la búsqueda de la verdad objetiva han sido la base de las tentativas del neoliberalismo y de los análisis de Marx acerca del capitalismo. Expuso sus teorías en la obra "Principios de Economía Política".


EL PENSAMIENTO DE RICARDO

David Ricardo (1772-1823), hijo de un banquero judío que emigró de Holanda a Inglaterra, fue, ante todo y a plenitud, un inglés de su tiempo. Y no por su conversión al cuaquerismo al momento de su matrimonio, sino por su profunda compenetración con la realidad inglesa de inicios del nuevo siglo.

A diferencia de Adam Smith, en cuyos trabajos se apoyó, Ricardo se preocupó sólo en segunda instancia en averiguar las causas del crecimiento o, si se prefiere el origen de "la riqueza de las naciones". Aunque también se podría decir que sus preocupaciones en torno al crecimiento lo llevaron a interesarse en primer lugar en los factores que explican la distribución de la renta.

Al autor de los "Principios de economía política y tributación" (1817) lo inquietaba especialmente la tendencia de la baja de los beneficios. Tendencia a su entender inevitable en la economía inglesa, pero que podía contrarrestarse con el desarrollo del comercio exterior. No a la manera de Adam Smith, que destacaba el papel de las exportaciones de manufacturas en la profundización de la división del trabajo. Sí a través de las importaciones de cereales baratos que impedirían que suba el salario normal. Y, por ende, facilitarían el aumento de los beneficios y la acumulación necesaria para el crecimiento.

TEORIA DEL VALOR Y DEL REPARTO

En su "Historia del Pensamiento Económico", Henri Denis expone en los siguientes términos el planteamiento de Ricardo sobre la distribución del ingreso nacional: "Si hacemos abstracción de la renta agraria, el beneficio es la diferencia entre el precio de venta y el precio del costo. Y a escala nacional, el precio de costo de la producción neta, es el importe de salarios. Por consiguiente, para explicar los beneficios es preciso conocer:

1) Las leyes que determinan los salarios;

2) Las leyes que determinan los precios de venta de los productos."

Al referirse a los precios de venta de los productos, Ricardo al igual que Smith, piensa en los precios de mercado que pueden ser muy variables y estar determinados por su escasez relativa.

Para Ricardo el precio "normal" o, si se prefiere, el valor de una mercancía, está determinada por la cantidad de trabajo que contiene. Por tanto, el valor de una mercancía aumenta cuando aumenta la cantidad de trabajo necesaria para su fabricación y disminuye en caso contrario. En términos relativos, puede decirse que los valores de cambio relativos aumentan o disminuyen de acuerdo al mismo principio, inclusive si disminuye la cantidad de trabajo incorporada en todas las mercancías.

No escapa a Ricardo que esta es una aproximación general al problema del valor. Tampoco que el trabajo necesario para la producción de una mercancía incluya el trabajo anterior en la fabricación de "herramientas, máquinas y edificios"; esto es de "trabajo muerto" en la terminología de Marx, en gran medida un ricardiano.

Tampoco dejó de lado Ricardo una preocupación que fuera planteada por el mismo Adam Smith: los beneficios del capital están incluidos en los precios de las mercancías. Y ello en proporción al capital movilizado puesto que hay, teóricamente, una tendencia a la simetría de los beneficios obtenidos en diferentes actividades.

Empero, Ricardo considera que el factor sustantivo en la determinación del valor o precio "normal" de una mercancía es la cantidad de trabajo incorporada.

LA DETERMINACION DE LA RENTA

En lo que toca a la determinación de la renta de la tierra, Ricardo adoptó los puntos de vista de Malthus, con quien mantuvo una polémica constante a lo largo de su vida.

Afirma que el valor de cambio de un bien (especialmente los agrícolas) está determinado por la mayor cantidad de trabajo necesaria para su producción; ni más ni menos que el costo marginal en términos contemporáneos. Así la incorporación de tierras nuevas en las cuales la producción es cada vez más difícil aumenta el valor de cambio de todos los productos agrícolas, favoreciendo a los antiguos productores. De esta manera, la renta de la tierra - más exactamente la renta diferencial - aumenta a medida que se incorporan nuevas tierras a la producción. Y esto ocurre continuamente en razón del incremento de la población y del consiguiente aumento de la demanda de alimentos.

Cabe notar que esta apreciación de Ricardo podía haber sido válida un siglo antes, pero ya no en la época que escribia el autor. El progreso había llegado también a la agricultura y la cantidad de trabajo requerida para la producción de un bien también disminuía. Lo que sí es absolutamente cierto es que la productividad del trabajo aumentaba más rápidamente en las manufacturas. Y que la idea de la determinación del valor por el costo marginal tenía un significado cuando se trataba de incorporar tierras relativamente poco aptas.

En ese sentido, no cabe duda que había una tendencia al aumento de la renta de la tierra.

Una vez deducida la renta de la tierra, sólo queda por determinar la parte correspondiente a los salarios y los beneficios.

Ahora bien, el precio "natural" del trabajo, que considera una mercancía al igual que Smith, es equivalente al que proporciona al obrero los medios de subsistir y perpetuar la especie.

El salario de mercado sería afectado, en opinión de Ricardo, por el crecimiento de la población. Y al igual que Malthus, se pronuncia contra las leyes de protección de los pobres y por el control de la natalidad. Probablemente motivado por la dramática disminución de los salarios en Inglaterra de principios del siglo XIX, y la necesidad de encontrar correctivos de largo aliento.

Teóricamente, y dada la participación de los rentistas de la tierra y de los asalariados en el ingreso nacional, los beneficios tenían un carácter residual. En otras palabras, tendían a ser muy pequeños respecto a la masa de capitales movilizados lo que, en principio, afectaba las posibilidades de acumulación y el mismo progreso de la economía.

Los factores que afectaban la distribución del ingreso en el largo plazo eran bastante claros. De un lado, había, una tendencia al aumento de la renta de la tierra y, por ende, del valor de los productos. Esta evolución afectaba directamente el valor de la fuerza de trabajo o su precio "normal" (no el de un momento dado, que podía tender a la baja). Los salarios "normales" tendían a subir relativamente en virtud del incremento de los precios de los productos alimenticios. De esta manera los beneficios bajaban y la participación del capital se reducía constantemente.

Es importante remarcar que los salarios "normales" no aumentaban. Estos eran más o menos equivalentes a una canasta de bienes que proporcionaba los medios de subsistencia a los obreros. Lo que aumentaba era el precio de los productos de la tierra, y concretamente, la renta de la tierra; esto excluye a los salarios de los campesinos del movimiento alcista.

En ese sentido el industrial, a quien Ricardo entiende representar, es afectado por el rentista. Es el rentista - aunque aparentemente son los asalariados - quien toma una fracción del ingreso nacional que debería ir al capitalista. Con lo cual se convierte en un obstáculo a la acumulación y, en definitiva al progreso.

EL PAPEL DEL COMERCIO EXTERIOR

En este contexto, todo aquello que contribuya a disminuir el valor de los productos agrícolas es absolutamente favorable para el desarrollo económico. Y es aquí donde Ricardo plantea la importación masiva de cereales de países en los cuales la renta de la tierra no sea tan elevada como en Inglaterra. A principios del siglo XIX, esto significa esencialmente Europa, pero muy pronto sería equivalente a América. Allí la renta de la tierra era prácticamente igual a cero por tratarse de tierras nuevas de la mejor calidad.

La lucha de la burguesía inglesa se centró en esta época en la abolición de las leyes del cereal que recién llegó en 1844. Pero en realidad, la lucha fue mucho más profunda que eso, pues buscó rediseñar la economía británica en función de una nueva división internacional del trabajo. Gran Bretaña - de acuerdo a Ricardo - sería un centro productor de manufacturas que cambiaría por alimentos producidos en ultramar.

No está de más indicar que esta división internacional del trabajo fue perdiendo vigencia a medida que los Estados Unidos de Norteamérica desplazó a Gran Bretaña como potencia dominante. Este país, en tanto que exportador de productos agrícolas, hizo lo posible por liquidar las producciones agrícolas alentadas por británicos y, en general, europeos.

ADAM SMITH

Economista y filósofo escocés. Es el fundador de la economía política. Analiza la ley del valor y enuncia la problemática de la división de clases.

Adam Smith considera el capitalismo como el estadio natural de las relaciones sociales. De hecho, fundó el liberalismo económico. En su obra principal "Investigaciones sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones" el laissez faire aparece como el motor del progreso económico.

EL PADRE DE LA ECONOMIA POLITICA

Adam Smith nació en 1723 en Escocia. Su padre, juez y oficial de aduanas, murió al nacer él. Su madre lo educó en Kilcardy. A los catorce años entró en la Universidad de Glasgow, donde tomó contacto con Francis Hutcheson, que también había sido profesor de David Hume. Hutcheson tuvo mucha influencia sobre Smith y le debe en gran parte sus ideas sobre la libertad política.

En 1740, Adam Smith ganó una beca para Oxford, pasando los años siguientes en el Balliol College. Oxford estaba en decadencia y, a pesar de que recibió poca educación formal, hizo un buen uso de su tiempo y leyó mucho.

En 1747 volvió a Kilcardy y, poco después, empezó a dar clases en la Universidad de Edimburgo. Pocos años después fue nombrado catedrático de Lógica de la Universidad de Glasgow, pasando a la Cátedra de Filosofía Moral cuando quedó vacante en 1752.

Sus clases en Glasgow dieron lugar a una de sus principales obras, The Theory of Moral Sentiments, que se publicó en 1759. Este libro tuvo mucho éxito y fue a parar a manos de Charles Townshend, el político, que quedó tan impresionado, que ofreció a Adam Smith el cargo de tutor del joven duque de Buccleuch. Smith aceptó la oferta, dimitió de su cátedra en 1764, iniciando un gran viaje alrededor de Europa con el duque.

En Toulouse desarrolló parte de sus conferencias de Glasgow; este fue el inicio de su obra principal, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations.

Volvió a Gran Bretaña en 1766, retirándose a Kilcardy para revisar y terminar su obra. Se publicó finalmente en 1776, y le valió una gran fama. El libro fue esencialmente, un estudio de la creación de la riqueza. De por sí no representaba nada nuevo, puesto que el tema ya había preocupado a los mercantilistas y a los fisiócratas, pero, mientras que los primeros creyeron que la riqueza derivaba de una balanza comercial favorable y los segundos de la tierra, Smith sostuvo que la riqueza procedía del trabajo.

Empezó con la celebrada descripción del trabajo que incrementa la riqueza debido a que aumenta la destreza de la fuerza de trabajo, ahorra tiempo, y permite el empleo de ingenios mecánicos. Los límites de la división del trabajo vienen determinados por el tamaño del mercado y del "stock de capital".

El problema del crecimiento económico lo desarrolló en su famoso Libro IV, en el cual Smith adelantó la tesis de que la libertad dentro de una sociedad llevaría a la máxima riqueza posible. En muchos sentidos, el argumento se basa en The Theory of Moral Sentiments, debido a que la armonía social que exponía dependía, en muchos sentidos, del delicado equilibrio de los motivos en conflicto del hombre. La búsqueda para satisfacer el propio interés beneficiaría a toda la sociedad y estará limitado por el propio interés en el prójimo. Los productores intentan obtener el máximo beneficio pero, para lograrlo, deben producir los bienes que desea la comunidad. Además, deben producirlos en las cantidades adecuadas, de lo contrario, un exceso daría lugar a un beneficio y precio bajo, mientras que una oferta demasiado pequeña originaría un aumento del precio y finalmente un aumento de la oferta.

El delicado mecanismo de la "mano invisible" entraba en juego también en el mercado de los factores de producción, asegurando la armonía siempre que los factores buscaran las rentas máximas posibles. Se producirían los bienes adecuados a los precios adecuados y el conjunto de la comunidad obtendría la máxima riqueza posible mientras rigiera la libre competencia; sin embargo, si se restringiese la libre competencia, la "mano invisible" dejaría de funcionar y la sociedad cargaría con las consecuencias.

El éxito inmediato del libro se debió a su brillante sistematización del pensamiento económico alrededor del concepto central de los mercados, y en la justificación intelectual que proporcionaba a los nuevos industriales que estaban interesados en librar a Gran Bretaña de los controles mercantilistas. En un corto tiempo, La Riqueza de Las Naciones entró en las estanterías de los políticos y economistas proporcionando el código del comportamiento económico que sirvió a Gran Bretaña durante la mayor parte del siglo siguiente, y cuyas brillantes perspectivas únicamente quedaron paliadas por las predicciones lúgubres del reverendo Thomas Malthus y David Ricardo. Adam Smith "persuadió a su propia generación y gobernó a la siguiente".










MARXISMO

Economía marxista

El Marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo XIX y de su amigo Friedrich Engels quien lo ayudo en mucho de sus avances en sus teorias. Marx y Engels se basaron en la filosofía de Hegel y de Feuerbach, ambos alemanes, la economía política de Adam Smith, la economía ricardiana y el socialismo francés del siglo XIX para desarrollar una crítica de la sociedad que es tanto científica como revolucionaria. Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante, El capital: crítica de la economía política. Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX, como Louis Althusser, Toni Negri o Miguel Abensour han señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza.


Karl Marx

Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al marxismo como base intelectual de sus políticas, que pueden ser radicalmente distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre los socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan 2 partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social Demócrata de Rusia, de tendencia socialdemócrata. Aún sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que se distanciaron de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que dicen ser marxistas.

Las raíces filosóficas del marxismo

Primera edición del Manifiesto del Partido Comunista, Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas: la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión materialista de la historia, e indudablemente la de Hegel que inspiró a Marx acerca de la aplicación de la dialéctica al materialismo. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la década del 40, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx: Feuerbach. Especialmente con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, idealista. Fue en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.

Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir contradictorio que reflejaba el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso de la historia, la base del desarrollo político, cultural, ideológico. Para los idealistas la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone la base material de esas ideas y encuentra allí el hilo conductor del devenir histórico. Marx resume la génesis y sintetiza su concepción materialista de la historia en Contribución a la crítica de la economía política (1859):

"el primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los “Anales francoalemanes”, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.

En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general.

No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.

De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.

Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués.

Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana."

En su labor política y periodística Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.

Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió en dos.

Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política (Trabajo asalariado y capital de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859, Salario, precio y gananciade 1865) su obra cumbre al respecto es El Capital.

El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de todas las demás (dinero).

Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel.

La crítica de Marx a Smith, Ricardo y el resto de los economistas burgueses residen en que su análisis económico es ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), ya que toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista, y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de la economía marxista.


Análisis de clases

Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:

La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad. Éstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.

La burguesía: quienes -poseen los medios de producción- y emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.

Para Marx, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado y la estructura económica sería producto de «la asociación de los productores libres», y el producto social se distribuiría según el criterio «de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según sus necesidades».

Algunos pensadores socialistas opinaban que la clase trabajadora debía apropiarse del Estado capitalista existente y convertirlo en un Estado revolucionario obrero que implantaría las estructuras democráticas necesarias para luego marchitarse. Cabe mencionar que Lenin en su obra El Estado y la Revolución explica que el estado burgués debe ser destruído para luego instaurar un Estado revolucionario y que sería este estado quien se extinguiría conforme desaparezcan las contradicciones de clase (El Estado y la Revolución). Por otro lado, otros pensadores socialistas como Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin, compartiendo la idea de la lucha de clases, afirmaron que el Estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder, per se, era el problema (político-económico), y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria. Esta dicotomía frente al Estado marcó la división definitiva entre marxistas y anarquistas.

Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión Soviética y otros países del bloque oriental, Mao, Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara, Santucho y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.

Se acostumbra hablar de teoría marxista cuando se hace referencia a la aplicación de planteamientos marxistas a diversas cuestiones no estrictamente económicas o políticas, como la religión, el arte, la relación entre sexos o razas, etcétera, sin necesidad de asumir la totalidad de las ideas marxistas.


Revoluciones y gobiernos inspirados en el marxismo

La Revolución de Octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques (cuyas figuras principales eran Vladímir Lenin y León Trotsky) fue el primer intento a gran escala de poner en práctica las ideas socialistas de un Estado obrero. A raíz de la muerte de Iósif Stalin se comenzó un proceso de progresiva liberalización económica, que tuvo su culminación con la perestroika.

Después de la II Guerra Mundial, la ideología marxista, a menudo con respaldo soviético, dio origen a partidos comunistas revolucionarios en todo el mundo. Algunos de estos partidos lograron a la postre tomar el poder y establecer según ellos su propio Estado marxista. Estas naciones comprendían a la República Popular China, Vietnam, Rumania, Alemania Oriental, Albania, Polonia, Camboya, Etiopía, Yemen del Sur y otros.

Muchas de estas naciones que se proclamaron marxistas estaban muy influidos por el estalinismo, lo que llevó a que algunos seguidores de Marx las criticaran, por considerarlas dictatoriales, dándose un debate entre defensores y detractores. Los seguidores de las corrientes dentro del marxismo que se opusieron a Stalin se agruparon principalmente en torno a Trotsky, tendieron a ubicar el revés en el plano del fracaso de la revolución mundial; para que el comunismo, como meta final del socialismo científico, hubiera triunfado éste tenía que abarcar todas las relaciones comerciales internacionales que antes había desarrollado el capitalismo.

En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no se identificó con el marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el mismo camino. Actualmente el socialismo científico ha dejado de ser una fuerza política prominente en la política mundial.


Religión

El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto que la religión es el opio del pueblo (el texto completo: “La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo." ). La fundamentación filosófica del rechazo de la religión ha sido desarrollada por el materialismo dialéctico de autores como Engels y Lenin.

En cualquier caso, ha habido diversos teóricos autodenominados marxistas que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly, a diversos autores dentro de la teología de la liberación (como Camilo Torres). Pero la crítica teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción ecónomicos. Así, la religion siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la estructura ecónomica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar información sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana de Carlos Marx y Federico Engels y La Filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser.


La crítica liberal

Los miembros de la escuela austríaca fueron los primeros economistas liberales en criticar sistemáticamente la escuela marxista. Esto fue, en parte, una reacción a la Methodenstreit (controversia sobre la cuestión del método), cuando atacaron las doctrinas hegelianas de la escuela histórica. Aunque muchos autores marxistas han intentado presentar a la escuela austríaca como reacción burguesa a Marx, tal interpretación es insostenible: Carl Menger escribió sus Principios de economía casi al mismo tiempo que Marx completaba El capital. Los economistas austríacos fueron, no obstante, los primeros en enfrentarse directamente con el marxismo, ya que ambos trataban de asuntos como el dinero, el capital, los ciclos económicos y los procesos económicos. Eugen von Böhm-Bawerk escribió críticas extensas de Marx en los años 1880 y 1890, y varios marxistas prominentes (como Rudolf Hilferding) asistieron a su seminario en 1905-1906.

Posteriormente existió un debate entre Ludwig von Mises (discípulo de Böhm-Bawerk), quien consideraba que el socialismo era imposible al no existir un mercado que determinase los precios, y Oskar Lange, quien defendía una economía socialista con un mercado estatal en la que los precios fuesen determinados según un método de ensayo y error, hasta hallar un precio adecuado. La crítica de Mises al marxismo se extendió a la metodología de interpretación histórica con su crítica al polilogismo clasista. El debate entre ambos economistas continuó durante varios años, hasta que Oskar Lange afirmó que Von Mises tenía razón. Sin embargo, años después volvió a modificar su punto de vista, y defendió la economía soviética asimilando el aporte de Von Mises al análisis de la acción humana: la praxeología. La respuesta austríaca a los argumentos de Oskar Lange se vio completada con el análisis de Friedrich Hayek.

Diversos autores marxistas han ofrecido en los años posteriores respuestas a los argumentos liberales. Mientras que algunos defienden modelos de socialismo de mercado más refinados que el de Oskar Lange (por ejemplo, David Schweickart), otros consideran aun que es posible establecer una economía socialista sin mercado. En este último grupo se puede diferenciar entre los que sostienen que el método de cálculo en el socialismo debe realizarse según la teoría del valor trabajo y los que sostienen que el valor trabajo sólo existe en las sociedades capitalistas. Actualmente la crítica más refinada de la escuela austríaca al socialismo en todas sus variantes ha sido realizada por Jesús Huerta de Soto en su libro Socialismo, cálculo económico y función empresarial.

También existe un grupo de socialistas que han dado su apoyo al libre mercado entre productores. Proponen un socialismo sin planificación colectivista mediante la combinación de individualismo y supresión de la propiedad privada lockeana. Sus representantes, varios precursores o representantes del mutualismo, son Thomas Hodgskin, Pierre-Joseph Proudhon, Benjamin Tucker, Silvio Gesell, Franz Oppenheimer, y Kevin Carson.


Karl Marx

Karl Marx nació en Tréveris (Trier en alemán), siendo el tercero de siete hijos de una familia judía de clase media. Su padre, Herschel Mordechai (luego Heinrich) Marx, quien era descendiente de una larga línea de rabinos, ejercía la abogacía en Tréveris, su ciudad natal. Era además consejero de justicia, sin embargo recibió fuertes presiones políticas, por parte de las autoridades prusianas que le prohibieron continuar con sus prácticas legales de acuerdo a su religión y le obligaron a abrazar el Protestantismo para poder mantener el cargo en la administración de Renania. Su madre fue Henrietta Pressburg, nacida en Holanda, sus hermanos fueron Sophie, Hermann, Henriette, Louise, Emilie y Caroline.

Realizó sus estudios de Derecho en la Universidad de Bonn pero los dejó para estudiar filosofía en Berlín. Se doctoró en 1841 en Jena con una tesis titulada Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro. Pronto se implicó en la elaboración de trabajos en torno a la realidad social, colaborando en 1842 junto con Bruno Bauer en la edición de la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), publicación de la que pronto llegó a ser redactor jefe. Durante este período también frecuentó la tertulia filosófica de Los Libres (Die Freien). La publicación finalmente sería intervenida por la censura, y posteriormente, Marx tuvo que marchar al exilio.

El periodo de París

Junto a Ruge funda en París la revista Anales franco-alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher), de la que fue director, si bien durante poco tiempo ya que el gobierno francés la cierra por presión del gobierno prusiano. En 1844, en París, Marx conoce y traba amistad con Friedrich Engels, que se convertirá en su principal colaborador y además le ofrecerá en múltiples ocasiones apoyo económico debido a la penuria económica a la que se ve sometida su familia dada la eventualidad de sus ingresos. También conocerá en Francia a otros importantes pensadores socialistas de la época tales como Pierre-Joseph Proudhon, Louis Blanc y Mijaíl Bakunin y al poeta alemán Heinrich Heine. Escribió sus reflexiones teóricas de esa época en una serie de cuadernos de trabajo que póstumamente fueron publicados como los Manuscritos económicos y filosóficos. Por otra parte, el peso político de sus artículos periodísticos le hizo ganar fama de revolucionario, lo que provocó su expulsión de Francia.

El periodo de Bruselas y del Manifiesto

Establecido en Bruselas, funda la Liga de los Comunistas, tras lo cual se declara apátrida, ateo y revolucionario. Tras el periodo revolucionario de 1848 y la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, en coautoría con Engels, se traslada a Colonia, donde organiza un nuevo diario, "Nueva Gaceta Renana" (Neue Rheinische Zeitung). Su nueva publicación alcanza un éxito inmediato, en el contexto de una época de fuerte sentimiento social y compromiso revolucionario. En consecuencia, es prohibido por el gobierno renano.


El periodo de Londres y del Capital

Es ahora cuando Marx se dedica a la escritura de una de sus obras fundamentales, El Capital, que elabora en las salas de lectura del Museo Británico. El primer volumen de El Capital no verá la luz hasta 1867, tras dieciocho años de trabajo.

Además, Marx participó en la fundación y organización de la Primera Internacional (28 de septiembre de 1864), conocida como la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), participando activamente en las discusiones. A él se le encarga la redacción del Llamamiento inaugural de la Internacional y participa en la elaboración de su estatuto y otros documentos. Se entablará a partir de los debates un enfrentamiento entre Marx y Bakunin, que terminará con la expulsión de este último en el Congreso de La Haya de 1872 y la salida de la Internacional de las secciones bakunistas. Estos últimos, reunidos en el Congreso de Saint-Imier (Suiza), no reconocerían los acuerdos de La Haya y refundarían la Internacional.

Tras la derrota de la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a la escritura de su pensamiento. El 14 de marzo de 1883 falleció en Londres.


Pensamiento

Testigo y víctima de la primera gran crisis del capitalismo (década de 1830 del siglo XIX) y de las revoluciones de 1848, Marx se propuso desarrollar una teoría económica capaz de aportar explicaciones a la crisis, pero a la vez de interpelar al proletariado a participar en ella activamente para producir un cambio revolucionario.

La vasta obra de Marx ha sido leída de distintas formas. En ella se incluyen obras de teoría y crítica económica, polémicas filosóficas, manifiestos de organizaciones políticas, cuadernos de trabajo y artículos periodísticos sobre la actualidad del siglo XIX. Muchas de sus obras las escribió junto con Engels. Los principales temas sobre los que trabajó Marx fueron la crítica filosófica, la crítica política y la crítica de la economía política.

Algunos autores pretendieron integrar la obra de Marx y Engels en un sistema filosófico, el marxismo, articulado en torno a un método filosófico llamado materialismo dialéctico. Los principios del análisis marxista de la realidad también han sido sistematizados en el llamado materialismo histórico y la economía marxista. Del materialismo histórico, que sitúa la lucha de clases en el centro del análisis, se han servido numerosos científicos sociales del siglo XX: historiadores, sociólogos, antropólogos, teóricos del arte, etc. También ha sido muy influyente su teoría de la alienación.

Otros autores, entre los que destaca Louis Althusser, argumentan que los escritos de Marx no forman un todo coherente, sino que el propio autor, al desarrollar sus reflexiones críticas sobre la economía política durante la década de 1850, se desembarazó de su propia conciencia filosófica anterior y comenzó a trabajar científicamente. Desde esta perspectiva no existiría una ciencia marxista, sino un científico, Karl Marx, que fue un pionero en la comprensión de los mecanismos fundamentales que rigen el funcionamiento de la sociedad moderna, en especial con su reelaboración de la teoría del valor, y cuya obra cumbre fue El Capital.

Las obras de Marx han inspirado a numerosas organizaciones políticas comprometidas en superar el capitalismo. Por una parte, habría que señalar la interpretación que han realizado leninistas, trotskistas y maoístas, partidarios de que una vanguardia del proletariado se haga con el poder a través de la fuerza, para así avanzar hacia el socialismo.

Por otra, la que realiza la socialdemocracia, en sus orígenes contraria a la táctica revolucionaria y partidaria de avanzar hacia el socialismo a través de progresivas reformas parlamentarias (hay que decir que la mayoría de partidos socialdemócratas han ido poco a poco reformando sus planteamientos, hasta aceptar la economía de mercado). Otros teóricos, como los del comunismo consejista son partidarios de la toma del poder por parte de la clase obrera autoorganizada y no por parte de un partido.


Ideas filosóficas

Durante su juventud, y tras su formación en filosofía, Marx recibió la influencia del filósofo alemán predominante en Alemania en aquel tiempo, Hegel. De este autor tomó el método del pensamiento dialéctico, al que, según sus propias palabras, pondría sobre sus pies; significando el paso del idealismo dialéctico del espíritu como totalidad al materialismo histórico.

Una interpretación sobre el desarrollo de la obra de Marx, proveniente del francés Louis Althusser, considera que los escritos de Marx se dividen en dos vertientes. Esta interpretación es relevante en la exegética marxista, pero a la vez es muy polémica y pocos autores la mantienen al día de hoy. Althusser encuentra dos etapas:

1 - Marx joven (hasta 1845) período en que estudia la alienación (o enajenación) y la ideología, desde una perspectiva cercana al humanismo influida en gran parte por la filosofía de Ludwig Feuerbach.

Marx se pregunta y contesta en sus Manuscritos de 1844:

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo. [1]

Paralelamente a estas ideas describe al hombre con diversas concepciones: lo considera un ser real de carne y hueso; es únicamente el resultado de la historia económica, un predicado de la producción de la misma.

Piensa que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer sus necesidades en un proceso dialéctico en que la transformación de agente y paciente es transformación mutua. La autogeneración del hombre es un proceso real, histórico – dialéctico, entendiéndose la dialéctica como proceso y movimiento a través de la superación sintética de las contradicciones.

Cuando Marx habla de 'realidad' hace referencia al contexto histórico social y al mundo del hombre. Asegura que el hombre es sus relaciones sociales.

Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de la idea sino a partir del hombre mismo, de lo que éste es concretamente, el hombre real, corpóreo, en pie sobre la tierra firme. El hombre no es un ser abstracto, fuera del mundo sino que el hombre es en el mundo, esto es el Estado y la sociedad.

La libertad, la capacidad de actuar eligiendo, está limitada a las determinaciones históricas, pero es, al mismo tiempo, el motor de aquéllas cuando las relaciones sociales y técnicas entran en crisis.

Dios, la Filosofía y el Estado constituyen alienaciones en el pensamiento, alienaciones dependientes de la alienación económica, considerada para Marx única enajenación real.

En líneas generales, Marx defiende la idea de que la alineación empobrece al hombre sociohistórico negándole la posibilidad de modificar aspectos de los ámbitos en los que se ve involucrado, provocándole una conciencia falsa de su realidad. Sin embargo, éste es un hecho que puede suprimirse.

Políticamente, el pensador alemán aboga por una sociedad comunista. Entre el hombre alienado (aquel que no coincide consigo mismo) y el hombre comunista (aquel que finalmente es igual a hombre) se coloca el proceso transformador. Sólo en la sociedad comunista habrá desaparecido toda alienación.

2 - Marx maduro (1845-1875): Según Althusser, 1845, el año de La ideología alemana y las Tesis sobre Feuerbach, marca la ruptura epistemológica (concepto tomado de Gaston Bachelard). A partir de la cual Marx rompe con su etapa anterior, ideológica y filosófica, e inaugura un período científico en el cual desarrolla estudios económicos e históricos usando el método del materialismo histórico. Como diría Althusser, Marx inaugura el continente historia.

Este es, eminentemente, el período de su magna obra: El capital. Crítica de la economía política. No hay que olvidar, por otro lado, los textos de los que esta obra surge: la Contribución a la crítica de la economía política (que dará material para el primer capítulo de El capital) o los Grundrisse, cuyo tardío descubrimiento dio mucho que hablar sobre las continuidades de Marx con su primera etapa, y proporcionó de argumentos a los críticos de la ruptura epistemológica. Durante su etapa de madurez, la obra de Marx se vuelve más sistemática y surgen sus conceptos económicos más destacados: la teoría del valor, la explotación como apropiación de plusvalía, o la teoría explicativa sobre las crisis capitalistas.

Críticos de Marx

La importancia de Karl Marx en el panorama intelectual y político del siglo XIX, y de su legado en el siglo XX, han provocado numerosas críticas a su obra y su persona. En el siglo XIX, las principales críticas provenían de intelectuales y organizaciones del movimiento obrero que sostenían posturas políticas distintas a las de Marx. Entre otros, Bakunin, anarquista y rival en la inspiración de la Internacional, consideraba autoritario a Marx.

Durante el último tercio del siglo XIX y, sobre todo durante el siglo XX, la fuerza del marxismo en los ambientes intelectuales y organizaciones políticas de todo el mundo hizo que numerosos pensadores conservadores y liberales intentasen refutarlo. Algunas críticas se centran en elementos concretos de la obra de Marx, mientras otras se oponen a alguna de las versiones del canon marxista elaborado por las organizaciones políticas y los intelectuales socialistas o comunistas.

Poco después de la muerte de Marx, el economista austríaco Böhm-Bawerk publicó varios ensayos sobre el subjetismo del valor, entre ellos Karl Marx and the Close of His System, de 1896, donde consideraba refutar El Capital y la teoría del valor-trabajo marxista, en tanto que teorías del campo de la economía. Ya en el siglo XX, una de las críticas más influyentes ha sido la de Karl Popper. En La sociedad abierta y sus enemigos analizó lo que llama 'profecías' marxistas, supuestamente desmentidas por la historia. Popper escribió también un ensayo crítico con las pretensiones del marxismo como ciencia de la historia, considerando que incurre en lo que llama 'historicismo'.

En el plano de la crítica personal, el historiador Paul Johnson dedica a Marx un capítulo de Intellectuals, un libro en el que resalta la mezquindad personal de muchas otras luminarias intelectuales.[1]


Bibliografía

El Capital, de Karl MarxDiferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro (1841)
La cuestión judía (1843)
La crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844)
Manuscritos económicos y filosóficos (1844, publicado póstumamente en 1932)
Tesis sobre Feuerbach (1845, publicado póstumamente)
Trabajo asalariado y capital (1845)
La sagrada familia (en colaboración con Engels, 1845)
La ideología alemana (en colaboración con Engels, 1845, publicado póstumamente)
La miseria de la filosofía (1847) (critica de Filosofía de la miseria de Proudhon)
Manifiesto Comunista (en colaboración con Engels, 1848)
Circular del Comité Central a la Liga Comunista (en colaboración con Engels, 1850)
Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 (Escrito entre enero al 1 de noviembre de 1850)
El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1851–1852)
[Simón] Bolívar y Ponte ((1858))
Contribución a la crítica de la economía política (1859)
La tecnología del capital: Subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo al proceso de valorización. (Extractos del manuscrito de 1861-1863) Karl Marx
El capital (Das Kapital) (1864–1877. Sólo el libro primero fue acabado por Marx)
Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores (1864)
Salario, precio y ganancia (1865)
La guerra civil en Francia (1870–1871)
De las resoluciones de la Conferencia de Delegados de la Asociación Internacional de los Trabajadores (Londres, 23 de septiembre de 1871) (en colaboración con Engels, 1871)
Crítica al Programa de Gotha (1875, publicado póstumamente)

Según Paul Johnson, los conceptos y la metodología marxistas "tienen un fuerte encanto para [los] espíritus carentes de rigor" (Johnson, Intelectuales, pág. 71); por otro lado afirma (v. op. cit., págs. 83 y ss), “los 'hechos no tienen una importancia central en la obra de Marx”, sino que “ocupan un lugar secundario, refuerzan conclusiones previas a las que llegó independientemente de ellos”; y que El Capital, la obra cumbre de Marx, “es un sermón enorme y a veces incoherente, una embestida contra el proceso industrial y el principio de la propiedad llevada a cabo por un hombre que había concebido un odio fuerte pero esencialmente irracional contra ambos”

Friedrich Engels
Friedrich Engels en 1856.Friedrich Engels (Barmen-Elberfeld, actualmente Wuppertal, Renania, entonces parte de Prusia, 28 de noviembre de 1820 – Londres, 5 de agosto de 1895) fue un filósofo y revolucionario alemán.

Amigo y colaborador de Karl Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera Internacional y de la Segunda Internacional.

Biografía

Engels era de familia burguesa, hijo mayor de un próspero industrial textil, protestante y conservador. En 1838, Engels se ve obligado a ocuparse como dependiente de una casa de comercio ubicada en Bremen, esto antes incluso de terminar sus estudios en el Liceo, en este tiempo desarrolla una línea de pensamiento que lo lleva a detestar la autocracia y la arbitrariedad de los funcionarios de gobierno. A la par de su trabajo, hizo un esfuerzo por seguir con su estudio científico y político. Desde su paso por la Universidad de Berlín (1841-42) se interesó por los movimientos revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda (Hegel), ya que la filosofía predominante en la Alemania de ese tiempo era la de Hegel, y con el movimiento de la Joven Alemania. Su padre lo envió a Manchester a ocuparse de la fábrica de algodón de su propiedad, y de la experiencia de las penosas relaciones laborales vigentes surgió la obra titulada La situación de la clase obrera en Inglaterra («¿Qué será de tantos millones de seres que no poseen absolutamente nada?»).

Engels murió de cáncer en Londres en 1895 sin dejar descendencia. Sus restos fueron sepultados en Woking.

Colaboración con Marx

Por los mismos años publicó en los Anales Franco-Alemanes, de los que Karl Marx era coeditor, un texto titulado Elementos de una crítica de la Economía Política. De esa época procede su amistad con Marx, al que reconocía una superior capacidad teórica y mayor originalidad en las ideas. En adelante Engels se convirtió en el sostén de Marx, al que mantuvo junto a su familia durante los años en que se dedicaba a elaborar El Capital. En esa primera estancia en Manchester, Engels se vinculó también al activismo político local, militando en el movimiento cartista y colaborando en El Nuevo Mundo Moral (The New Moral World), uno de los periódicos de Robert Owen.

Más tarde, en Bruselas, lugar de refugio de muchos izquierdistas europeos, participó activamente con Marx en la Liga de los Justos, convertida pronto en la Liga de los Comunistas. Marx y Engels se encargaron de redactar un breve panfleto con los principios políticos del nuevo movimiento y que describe el capitalismo con una claridad que sus seguidores consideran no superada. Publicado finalmente con el título de Manifiesto del partido comunista (o Manifiesto comunista) llegó a tiempo de traducirse y difundirse por Europa antes de los movimientos revolucionarios de 1848. Marx y Engels volvieron a Alemania a participar en la lucha, y Engels fue ayudante de campo de August Willich durante la rebelión de Baden–Palatinado. Como consecuencia del fracaso del movimiento Marx y Engels tuvieron que exiliarse en Londres.

En Londres, en 1850, contribuyó a la Nueva Gaceta Renana, editada por Marx y publicada en Hamburgo. También dio a la imprenta la primera edición de Las guerras campesinas en Alemania.

Engels volvió a Manchester, a la fábrica en la que había trabajado y de la que se convirtió en copropietario. Aunque Marx permaneció en Londres eso no les impidió mantener una estrecha colaboración, basada en una correspondencia casi diaria. Finalmente Engels se trasladó a Londres en 1870, haciendo aún más intensa la colaboración hasta la muerte de Marx en 1883. Engels publicó o preparó en esos años algunas de sus obras más notables, como Contribución sobre el problema de la vivienda', El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, La revolución de la ciencia de E. Dühring (más conocida como Anti-Dühring), Del socialismo utópico al socialismo científico o El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. En esos años Engels aparecía como un miembro más de la familia en casa de Marx, cuyas hijas le llamaban «El General».

Obra después de Marx

Engels en 1893.Engels se aplicó a corregir y preparar para publicación los manuscritos que Marx había dejado inconclusos en su preparación de El Capital. El tomo II vio la luz en 1885 y el III en 1894. Esta obra fue el centro de sus esfuerzos hasta su muerte, que ocurrió antes de que pudiera dar a la luz lo que habría sido un tomo IV. El nombre de Engels no figura en forma alguna en la autoría de esos volúmenes, pero es indudable que hay mucho de su mano en ellos. Engels siguió publicando obras originales, como Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, así como artículos militantes en La Nueva Gaceta.

Engels no tuvo sólo protagonismo propio como teórico del socialismo, a pesar de lo contradictoria que nos aparece su doble condición de empresario y revolucionario, sino que siguió participando activamente en el movimiento socialista y comunista. Fue secretario de la Primera Internacional obrera (la AIT) desde 1870, y participó también en la fundación de la Segunda Internacional. Intervino, por sus responsabilidades, en la vida política de los partidos afiliados a la Internacional en el Sur de Europa (España, Portugal e Italia) y en el Este (Rumania, Rusia,…) y escribió libros y artículos al respecto.

Legado

Tras la muerte de Marx, Engels se convirtió en el líder de la socialdemocracia alemana, de la Segunda Internacional y del socialismo mundial, salvaguardando lo esencial de la ideología marxista, a la que él mismo había aportado matices relativos a la desaparición futura del Estado, a la dialéctica y a las complejas relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras políticas, jurídicas y culturales.

Engels se opuso al radicalismo izquierdista, pero tampoco concilió con la evolución reformista del movimiento revolucionario, reeditando la Crítica al programa de Gotha o Las guerras civiles en Francia y finalmente publicando la Crítica al programa socialdemócrata (alemán) de 1891. Dio lugar así a la revisión que condujo al Programa de Erfurt, con el que sí se identificaba. Su colaborador Eduard Bernstein y otros dirigentes condujeron a la socialdemocracia alemana hacia el reformismo parlamentarista, extrayendo del legado de Engels una legitimidad que es negada por otra parte del movimiento, la que condujo a la formación de los partidos comunistas y la III Internacional.

Engels no sólo aplicó el materialismo histórico en sus escritos, sino que desarrolló y aplicó también el materialismo dialéctico, que llegaría a ser la filosofía oficial del movimiento comunista después de la Revolución rusa de 1917. Elementos importantes de sus últimas concepciones filosóficas se encuentran en Dialéctica de la Naturaleza, aunque muchos de sus análisis o ejemplos habían perdido ya valor cuando se publicaron en 1925, en un marco de crecimiento explosivo de la ciencia natural y de debate epistemológico


El marxismo y la formación del hombre nuevo

El pensamiento marxista, nutriéndose de toda la obra de creación humana que le antecedió, sitúa al hombre no sólo como centro de sus preocupaciones filosóficas, sino que propone las vías para lograr una verdadera existencia humana, y en ese sentido proyecta la formación de un hombre nuevo, un individuo superior, plenamente emancipado y desarrollado multifacéticamente en todos sus aspectos, es decir, perfeccionado espiritual, moral, físico y estéticamente.

El humanismo marxista no se basa en una concepción general abstracta del hombre, sino en una visión histórica y social, es decir concreta de lo humano; donde el hombre es, a la vez que creador, resultado de la sociedad en que vive.

Para Marx el hombre es ante todo el conjunto de sus relaciones sociales "... la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de sus relaciones sociales". Relaciones que no son puramente espirituales, entre conciencias, sino la unidad de lo espiritual y lo material, relaciones establecidas a través de la interacción del hombre con la naturaleza en el proceso de producción y reproducción de su vida material y espiritual.

Por medio del trabajo el hombre transforma la naturaleza y crea objetos. El producto es obra humana, proyección u objetivación del hombre. Por medio del trabajo el hombre pone la naturaleza a su servicio, la humaniza, pero, al mismo tiempo el hombre se eleva sobre ella, se remonta sobre su ser natural; en una palabra, se humaniza a sí mismo. Si el trabajo es de este modo, la autoexpresión del hombre y el proceso de su autodesarrollo, debería ser pues, fuente de satisfacción para éste, pero pierde esta posibilidad en el proceso de su enajenación, en la conversión del trabajador en mercancía, efecto de la división social del trabajo, que en las condiciones de la propiedad privada, lo reduce a una fracción de hombre.

Marx analiza la relación existente entre propiedad privada y trabajo enajenado. El trabajo enajenado se vincula con la naturaleza esencial de la propiedad privada y con su desarrollo, por lo que la liquidación de la propiedad privada en un estadio dado del desarrollo social- a través de la revolución social del proletariado- implica simultáneamente la eliminación del trabajo enajenado.

Ya Hegel, en la Fenomenología del Espíritu, había tratado el problema de la enajenación, visto como un recurso de negación dialéctica que permite un autoconocimiento del Espíritu Absoluto, en tanto desaparece la relación sujeto-objeto, para nivelarse en la relación sujeto-sujeto. Para Marx, la enajenación es el concepto que permite explicar aquellas relaciones que conducen a una forma de trabajo en la cual queda anulada la libre actividad humana, sustituyendo la función social del trabajo, orientada hacia el establecimiento de vínculos humanos entre los hombres, por la cosificación de esas relaciones.

El hombre se afirma como ser humano cuando realiza la actividad de forma libre, capaz de proporcionar placer y no una actividad forzada. En el capitalismo, donde la actividad humana se realiza en los marcos de la propiedad privada, la explotación del trabajo asalariado se convierte en un medio de obtención de riquezas. Las relaciones entre los hombres pierde su carácter esencialmente humano y se potencian las necesidades no satisfechas y la descomposición de los valores espirituales.

En el devenir histórico, la propiedad privada limitó el proceso natural de desarrollo del individuo, quedando frustradas las posibilidades de revelar libremente sus capacidades creativas, y el propio proceso del trabajo, dejó de ser un elemento de reafirmación del hombre en la sociedad. Es por ello que en la sociedad burguesa el hombre se ve impedido de desarrollar plenamente sus potencialidades humanas.

Un elemento importante de las reflexiones de Marx, lo constituye la idea acerca de la necesidad de superar la propiedad privada como causante de la deshumanización. Feuerbach consideraba la exteriorización de la esencia humana únicamente como alienación, Marx ve en ella la forma en que se concretan las fuerzas creadoras del hombre, fuerzas que se alienan sólo en condiciones determinadas y por tanto de forma transitoria.

Mientras que Feuerbach no toma en cuenta la práctica transformadora del hombre, Marx define al hombre no sólo en su aspecto genérico, sino esencialmente en su determinación social, como resultado del medio y como fuerza esencial de su transformación. Asume de Feuerbach, la idea de que la alienación constituía la característica de la sociedad deshumanizada, y que la supresión de ella resultaba una condición necesaria para devolver al hombre sus condiciones de ser humano, superándolo al sustentar el criterio de que la transformación de la sociedad exige la supresión del trabajo alienado y esto se logra con la revolución del proletariado, con el cambio del carácter de las relaciones de propiedad. En Marx se presenta la definición de la actividad, como modo específicamente humano de relación entre los hombres, y de éstos con la naturaleza, en el curso de la cual se forma el hombre y se transforma el mundo.

El hombre creador es analizado por Marx no como un ente abstracto, aislado y dotado de propiedades innatas, sino como individuo concreto, que encuentra la medida y el grado de realización de su esencia en el carácter del régimen socioeconómico en que vive y se desenvuelve.

En la sociedad en que está establecida la división del trabajo (basada en la propiedad privada), "las actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la reproducción y el consumo, se asigna a diferentes individuos, y la posibilidad de que no caigan en contradicción reside solamente en que vuelva a abandonarse la división del trabajo" ; por lo que ello genera distribución desigual del trabajo y de sus productos; o lo que es lo mismo la propiedad, "... división del trabajo y propiedad privada -escribió Marx- son términos idénticos: uno de ellos dice, referido a la actividad, lo mismo que el otro, referido al producto de ésta". Marx hace este planteamiento en el sentido de que la división del trabajo es la que sirve de base a la división de la sociedad en clases. Quiere decir, que la base material de la producción mercantil es la división social del trabajo, pero no su causa, puesto que la causa de la producción mercantil es la propiedad privada sobre los medios de producción, en tanto aislamiento de los productores.

De esta forma, la división social del trabajo provoca que cada hombre cree con su trabajo, sólo un fragmento de la cultura humana, el resto de la riqueza de la humanidad se mantiene para él como algo ajeno, situado fuera de él y que se le contrapone como una fuerza ajena. Lo que significa que la enajenación del hombre aumenta en la medida que aumentan las riquezas que él mismo produce y reproduce con su trabajo, que crea fuera de sí y contra sí.

La división social del trabajo y el nivel de desarrollo logrado por las fuerzas productivas, a la vez está enlazada estrechamente con el carácter del régimen social y es un indicador de las relaciones sociales en cuyo ámbito se realiza el trabajo. Bajo el capitalismo, la división del trabajo se desarrolla de modo espontáneo, las industrias y producciones se desenvuelven de manera desigual y no dejan de surgir desproporciones entre ellas. El ahondamiento de la división del trabajo imprime al proceso de producción un carácter cada vez más social, mientras que la apropiación de los resultados del trabajo sigue siendo cada vez más privada. Sólo al cambiar el carácter de esa división se crean las condiciones para el completo desarrollo del hombre.

Al analizar el planteamiento de Marx y Engels acerca de la eliminación de la división social del trabajo, aspecto que tratan en varias de sus obras, entendemos que el mismo está encaminado no a la eliminación de la división del trabajo, sino al carácter enajenante que le imprime a ésta la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción. Es necesario analizar la división social del trabajo como dos lados de un mismo proceso: por un lado el desarrollo de las fuerzas productivas, su desarrollo, genera el aislamiento de los productores, condicionada por la existencia de la propiedad privada, por el otro, genera un mayor nivel de especialización de los productores, lo que hace que cada vez más, para producir un producto se necesite del trabajo de un mayor número de productores. De todos modos en el comunismo el individuo tendrá que atender una parte del trabajo productivo, pero el empleo de forma social y planificada de los medios de producción y el desarrollo de la ciencia y la técnica, brindarán la posibilidad de desarrollar todas sus capacidades. Quiere decir que lo que cambia es el carácter enajenador de la división del trabajo.

La sociedad se adueña de todos los medios de producción y los emplea de forma social y planificada, de esta forma acaba con el sojuzgamiento a que se ha visto sometido el hombre bajo el dominio de sus propios medios de producción, y como condición, debe desaparecer la vieja división del trabajo. Al respecto Engels plantea:

Su lugar debe ocuparlo una organización de la producción en que, de un lado, ningún individuo pueda desatenderse de su parte de trabajo productivo, que es condición natural de toda existencia humana, cargándola sobre otros y en la que, de otra parte, el trabajo productivo se convierta, de medio de esclavización, en medio de emancipación del hombre, que brinde a todo individuo la posibilidad de desarrollar y ejercitar en todos los sentidos todas sus capacidades, tanto físicas como espirituales, y se transforme de una carga en un goce.

El despliegue de las potencialidades humanas está dado en el contenido social de toda la realidad, en la realidad humanizada que debe ofrecer la sociedad futura. La socialización de la propiedad sobre los medios de producción aparece así como condición indispensable para el progreso de la humanización del hombre, y, por tanto, para el despliegue de todo su ser social.

La socialización de la propiedad sobre los medios de producción, es ante todo la socialización de la actividad, la socialización del trabajo, la planificación y dirección consciente de las fuerzas productivas; "sustituir al individuo parcial, simple instrumento de una función social de detalle, por el individuo desarrollado en su totalidad, para quien las diversas funciones sociales no son más que otras tantas manifestaciones de actividad que se turnan y revelan". Lo que equivale a decir que debe crearse una generación de productores dueños de sus condiciones de producción y reproducción, formados y capacitados universalmente, que conozcan las bases científicas de toda la producción industrial y cada uno de los cuales haya aprendido prácticamente toda una serie de ramas de la producción desde el principio hasta el fin.

Para Lenin la expropiación capitalista permitirá un gigantesco desarrollo de las fuerzas productivas y con ello la eliminación de la vieja división del trabajo. Lo que no se puede precisar es qué tiempo se empleará para lograr ese desarrollo, ni "la rapidez con que se llegará a romper con la división del trabajo, a suprimir el contraste entre el trabajo intelectual y manual, a convertir el trabajo 'en la primera necesidad vital' ."

La transformación de las fuerzas personales en materiales provocada por la división del trabajo no puede eliminarse, quitándose de la cabeza la idea acerca de ella, sino logrando que los hombres sometan bajo su mando estos poderes materiales y supriman la vieja división del trabajo.

El carácter esencialmente humano de la sociedad futura estará dado en las posibilidades que tendrá el hombre de desplegar todo su potencial humano, hacerse verdaderamente un hombre rico, un individuo cuya vida abrace una esfera de variadas actividades de relaciones prácticas con el mundo, que lleve una vida multilateral, que su pensamiento tenga el mismo carácter de universalidad que cualquier otra manifestación de vida de este individuo.

Es decir, para los clásicos del marxismo, la sociedad comunista liquidará la vieja división del trabajo sustituyéndola por una distribución racional de los diversos tipos de actividad, una distribución entre individuos, rica y multilateralmente desarrollada.

El filósofo de la otrora URSS, E.V.Ilienkov, en su obra De ídolos e ideales, al referirse a esta problemática, considera que un modelo de comunidad organizada al modo comunista, se puede construir sólo de individuos multilateralmente desarrollados, un modelo de organización donde el único objetivo de la actividad humana es aquí el propio hombre, y todo lo demás sin exclusión, se convierte en medio que por sí mismo no tiene significación alguna. Es por ello que el comunismo es la única doctrina que contempla la completa liquidación de la enajenación, manteniéndose como ideal a alcanzar.

El descubrimiento de las leyes del desarrollo social y la consolidación de una teoría filosófica científica, le permitieron a Marx afirmar que el hombre es un ser que realizará su esencia humana en la medida y el grado en que lo permita el carácter del sistema social en que vive, por ello plantea la necesidad de superar la sociedad capitalista como causante de la deshumanización moderna, y crear una sociedad que propicie la plena realización del hombre.

De todo este análisis se infiere que para Marx, el hombre nuevo es el individuo que corresponde a la sociedad comunista, sociedad que permitirá el libre desarrollo pleno y armónico del hombre, un productor capacitado universalmente, conocedor de las bases científicas de la producción, y con un pensamiento universal que le permita la plena satisfacción de las necesidades materiales y espirituales, con un alto desarrollo ideopolítico, estético y moral.

El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre transformó en realidad las ideas liberadoras de Marx, Engels y Lenin, multiplicándose en todo el mundo la doctrina emancipadora de los clásicos del marxismo, no solamente en Europa sino también en América Latina. En el caso de Europa, se destacó sobremanera el filósofo y luchador italiano Antonio Gramsci, quien fundó en su vida y obra la más estricta fidelidad al espíritu creador del marxismo. Este reconocido marxista, puso en el centro de su análisis la cuestión de la cultura espiritual y el papel de la intelectualidad en el proceso revolucionario.

Antonio Gramsci, al igual que Marx, considera que el hombre es el conjunto de sus relaciones sociales; el hombre activo que modifica el ambiente, entendiendo por ambiente el conjunto de las relaciones en las que interviene cada individuo. Por tanto, si la individualidad propia es el conjunto de las relaciones sociales, hacerse una personalidad significa adquirir conciencia de tales relaciones, de ahí que planteara que "... la actividad revolucionaria que crea al "hombre nuevo", […] crea nuevas relaciones sociales".

Para Gramsci, en el período de la creación revolucionaria y de la fundación de la nueva sociedad, la resistencia y el sacrificio no tienen límites, y el hombre nuevo tendrá que luchar constantemente con el "burgués" al acecho. Utiliza el término hombre nuevo para referirse al hombre que se forma en la actividad práctica, al hombre que se va cambiando en tanto cambian las circunstancias. Como veremos más adelante las coincidencias del Che con estas visiones filosóficas de Gramsci son significativas.

Para Gramsci, en el Partido Comunista como organización que agrupa la vanguardia, puede encontrarse el germen de libertad que tendrá su desarrollo y expansión plena una vez que el Estado obrero haya organizado las condiciones materiales necesarias.

La obra de este autor se difunde en América Latina a partir de los años 50, y por los puntos de coincidencia que encontramos en la concepción guevariana con la de este autor, pudiera afirmarse que su obra fue conocida por el Che, pues es bien conocido que en éste se da lo que Aricó dijo de Gramsci: "Ante todo y por sobre todo fue un político práctico". Ambos planteaban la necesidad de transformar al hombre en la misma medida que se transforma la sociedad que construye el socialismo, donde el hombre adquiere nuevos valores en la actividad práctica, "el socialismo no se impone con un fiat mágico: el socialismo es un desarrollo, una evolución de momentos sociales cada vez más ricos en valores colectivos"

Como ya hemos señalado, al igual que para todo el mundo, para América Latina, la Revolución de Octubre también constituyó un extraordinario hecho histórico. Al influjo de este acontecimiento, toma auge la difusión del marxismo-leninismo aún cuando desde antes, esas ideas habían entrado en la región, divulgándose a través de diferentes vías, aunque muchas veces en formas tergiversadas.

En el caso de Cuba, varios intelectuales revolucionarios no solo colocaron al hombre en el centro de sus concepciones e ideales, como fue el caso de Julio Antonio Mella, sino que intentaron crear las condiciones objetivas y subjetivas para su logro. En el resto de Latinoamérica encontramos también dignos ejemplos de pensadores marxistas de una amplia y profunda concepción humanista como fue el caso del peruano José Carlos Mariátegui, del argentino Aníbal Ponce, el también argentino Carlos Astrada y el mexicano Vicente Lombardo Toledano, por solo mencionar algunos de los más destacados.

José Carlos Mariátegui analiza la realidad de América Latina desde un enfoque dialéctico, considerando la correlación sociedad-individuo a partir de las particularidades de la región, por ello señala: "no queremos que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una visión digna de una generación nueva," se trata de pensar con ideas propias, de buscar soluciones a los problemas devenido de nuestra realidad, tarea que debe enfrentar un hombre que piense diferente, pero sin menospreciar los valores morales creados por las sociedades que le antecedieron, hace un análisis objetivo de los problemas socio-culturales y clasistas de la realidad latinoamericana. Es la línea que sigue al analizar la realidad peruana, según su opinión, "El socialismo nos ha enseñado a plantear el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente como problema étnico o moral para reconocerlo concretamente como problema social, económico y político y entonces lo hemos sentido, por primera vez esclarecido y demarcado". Ello le permite proponer soluciones a los problemas del momento y trazar la estrategia de la lucha latinoamericana, ve el socialismo como porvenir de América, y a las nuevas generaciones como sus protagonistas, quienes deben crear y realizarse en el trabajo; por eso expresó: "El destino de un hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo". Es decir que para este pensador, el trabajo es la vía hacia la realización humana, por lo que se debían crear las condiciones que hicieran posible que el individuo se viera realizado en su obra.

Para Anibal Ponce, la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción, hace que la máquina triture al obrero y lo degrade. En el comunismo, en cambio, la máquina liberará al obrero con la reducción de la jornada laboral y el bienestar creciente, le dará posibilidad de asomarse al mundo de la cultura. Al respecto planteó:

[...] La máquina, que es por esencia liberadora, acentúa bajo el capitalismo la estrechez de las especialidades con el "idiotismo profesional" que en poco tiempo crean [...] ¿Cómo devolver al individuo mutilado por la especialidad, su desarrollo completo, su sed de totalidad? Por la conquista del poder político que será el resultado de la victoria proletaria.

Para este pensador, la eliminación de la división social del trabajo, es el fundamento de la formación de la personalidad de nuevo tipo, que junto a la educación, que es la encargada de combinar la teoría con la práctica, asegurarían el desarrollo universal de las capacidades humanas. Sostenía que "El socialismo, aunque digan lo contrario sus enemigos, aspira a realizar la plenitud del hombre, es decir a liberar al hombre de la opresión de las clases para que recupere con la totalidad de sus fuerzas, la totalidad de su yo [...]".

De aquí que para Ponce, el término hombre nuevo, esté referido al hombre de desarrollo integral, para quien las diversas funciones sociales no serían más que maneras diferentes y sucesivas de su actividad; hombres que pueden formarse en determinado momento del desarrollo histórico. La formación del hombre nuevo, se fundamenta en dos premisas: en la conquista del poder político por el proletariado y en la eliminación de la división social del trabajo, así como en la posibilidad que tendrán los hombres de dominar la cultura.

Otro argentino, Carlos Astrada quien fuera en sus inicios seguidor del existencialismo (corriente ético-filosófica que ganó muchos adeptos en América Latina); se separa de éste al comprender la incapacidad de dicha filosofía para resolver los problemas del hombre, desembocando finalmente en el marxismo.

Astrada, siguiendo la concepción marxista, ve en el proletariado la clase emancipadora, que al cumplir su misión histórica de superarse a sí misma como clase, debe abolir la sociedad clasista, provocando el advenimiento del hombre humano, rotas las ataduras de la enajenación, mediante el salto al "reino de la libertad". Partiendo de Marx, ve al comunismo como positiva superación de la propiedad privada, como condición necesaria del retorno del hombre a sí mismo como ser social, donde puede llegar a ser un "hombre total", es decir, devenir universalmente humano. "Ahora -señala Astrada- se encamina a una nueva realización de su ser, a una nueva imagen suya. Aspira a realizarse y concebirse en todas sus posibilidades inmanentes, a integrarse en sus potencias, reencontrarse, en fin, a sí mismo en una plenaria concreción de su humanidad esencial". Astrada tiene en cuenta la formación de un hombre nuevo en correspondencia con la sociedad sin clases, donde se afirme a sí mismo como humano, movido por nuevas necesidades, nuevos fines y nuevos valores. Aborda la problemática, teniendo en cuenta factores económicos, políticos y ético-filosóficos.

Este análisis ha permitido entender que el problema de la formación del hombre nuevo, que ha sido tratado a través del decursar de la historia y comprendido desde ópticas diferentes, fue tema de preocupación esencial de los fundadores del marxismo y de sus seguidores.

En nuestro tiempo, pensadores de la talla de Ernesto Che Guevara, Fidel Castro y otros revolucionarios, han hecho suyos los legados del marxismo para encauzar en la práctica la formación de las nuevas generaciones.

Tomando como fundamento la teoría marxista, concebimos al hombre nuevo, como aquel hombre capaz de transformarse a sí mismo, de apropiarse de forma dialéctica de valores nuevos, de interpretar y transformar la realidad, al tiempo que se enriquece su propia esencia. Un hombre que pueda autovalorarse deliberadamente como sujeto y objeto del desarrollo; un hombre que sólo puede ser alcanzable cuando desaparezcan todas las formas de enajenación social, en primer lugar las económicas.












































TEORIA KEYNESIANA


JOHN MAYNARD KEYNES


INTRODUCCIÓN

Se le puede considerar el mejor economista del siglo XX y uno de los más importante de la historia, sé esta hablando de John Maynard Keynes, el punto de partida de Keynes fue que trato a grandes rasgos las fluctuaciones económicas a corto plazo y la gran depresión en particular, él creía que esto se debía a que la demanda y agregada de bienes y servicios es insuficiente. Sé intereso por el desempleo en los países industrializados, los ciclos económicos y sus aportaciones con criticas a la sociedad y su gran influencia en la política publica.

El presente estudio hace referencia a las aportaciones económicas en donde se verán de manera general las aportaciones económicas tales como: la oferta y demanda agregada, la trampa de la liquidez, el equilibrio con desempleo y otros más.

Con el se retorno a los problemas macroeconómicos y monetarios, las crisis y depresiones donde la política fiscal y la inflación eran nuevos temas, Keynes hizo que sus ideas influyesen directamente en la formación y dirección de la política publica.

“El estudio de la economía no parece exigir ningún don especializado de un orden excepcionalmente superior.” ¿No es una disciplina muy fácil comparada con las ramas superiores de la filosofía o la ciencia pura? Una disciplina fácil de la que muy pocos sobresalen! La paradoja talvez tenga su explicación en que el economista experto debe poseer una rara combinación de dones. Debe ser en cierta medida matemático, historiador, estadista, filosofo. Debe comprender los símbolos y hablar en palabras.

Debe contemplar lo particular desde la óptica de lo general y considerar en un mismo razonamiento lo abstracto y lo concreto. Debe estudiar el presente pensando en el futuro. Ningún aspecto de la naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedarse al margen de su consideración. Debe ser simultáneamente decidido y desinteresado; tan distante e incorruptible como un artista y, sin embargo a veces tan cerca del suelo como un político”.

Esto es lo que Keynes pensaba a cerca de ser economista.


TEORÍA GENERAL DE LA OCUPACIÓN, EL INTERÉS Y EL DINERO

Este libro se escribió en un periodo caracterizado por la depresión, desde principios de los años 30 Keynes había interesado mucho por la crisis del desempleo, que había estado dañando a EEUU y a Inglaterra. El consejo de Keynes era el de hacer un enérgico uso de la política fiscal (política de impuestos y gastos gubernamentales) para completar el mecanismo de mercado del sector privado, que en opinión de Keynes no conseguía resolver el problema de la ocupación.

Parte I. Keynes y los clásicos

Para comenzar con el desarrollo de la teoría general cabe recalcar que Keynes no acepta a los clásicos y los critica demasiado, definía a la tradición clásica como comprensiva no solo de Ricardo y de sus discípulos directos, sino también a John Stuart Mill, Marshall y Pigou, decía que era inaceptable para él, el clasismo. La economía política clásica se ocupo e la distribución del producto social mas que de su cuantía, el clasismo trataba de explicar los determinantes de las participantes relativas en el ingreso nacional de los diversos factores de la producción, y no las fuerzas que determinan el nivel de dicho ingreso, que también puede llamarse nivel de ocupación o de actividad económica general.

El supuesto implícito del sistema clásico, que se hace explícito en la ley de mercado formulada por James Mill, Say y en cierta medida Ricardo es que el sistema económico tiende espontáneamente a producir una ocupación plena de los recursos que dispones. Los clásicos ignoraron el problema de las crisis, tampoco analizaron la específicamente la posibilidad de que hubiera diferentes niveles de actividad económica con la misma cantidad de recursos.

No acepta la ley de Say, ya que para él, el equilibrio entre el ahorro e inversión no era cosa sencilla como lo era para los clásicos. El ahorro y la inversión venían determinados por una multitud de factores, además del tipo de interés y no había ninguna garantía de que ambos fuesen iguales a un nivel de actividad económica que produjese el pleno empleo. Demuestra que la ley sobre el mercado, al igual que gran parte de la economía postricardiana detuvo el impulso clásico, mas que llevarla hacia delante. Keynes se ocupa de agregados como: el ingreso, consumo, ahorro, inversión mas bien que de la determinación de los precios individuales que forma la parte principal de la teoría económica.

Después se entra en otro problema como fue el empleo Keynes invirtió la proposición clásica: el empleo no aumenta reduciendo los salarios reales, sino que los salarios reales diminuyen a causa del aumento del empleo resultante de un incremento de la demanda agregada.

PARTE II. DEMANDA Y OFERTA AGREGADA

Como netamente vamos a ver alrededor de este trabajo, Keynes se baso solo a mostrar los efectos a corto plazo, y para eso hay tres condicionantes:

· El nivel de precios esta predeterminado (rígido)

· El tipo de interés equilibra la oferta y la demanda de dinero

· La producción responsable de las variaciones de la demanda agregada.

Son unos de los determinantes del modelo para observar las fluctuaciones económicas a corto plazo, la curva de la demanda agregada indica la cantidad demandada de todos los bienes y servicios en la economía a cualquier nivel dado de precios, la curva tiene pendiente negativa lo que significa que manteniéndose todo lo demás constante un descenso del nivel general de los precios tiende a elevar la cantidad demandada de bienes y servicios. La principal característica es el consumo total de bienes y servicios privados, esto es la función de consumo, relaciona el consumo de todos los bienes y servicios privados con el nivel agregado de renta. La demanda agregada total equivale al gasto en consumo, mas el gasto de inversión. Tiene pendiente negativa por tres razones:

· Un descenso del nivel de precios eleva el valor real de las tendencias de dinero de los hogares lo que estimula el gasto de consumo.

· Reduce la cantidad de dinero que demandan los hogares, cuando estos tratan de convertir el dinero en activos portadores de intereses, los tipos de interés bajan, lo cual estimula el gasto de inversión.

· Cuando un descenso del nivel de precios reduce los tipos de interés la moneda nacional se deprecia en el mercado de divisas, lo cual estimula las exportaciones netas.

GRAFICA 1. OFERTA AGRAGADA A CORTO PLAZO (FUENTE: PRINCIPIOS DE ECONOMIA)

Keynes definió la función de oferta agregada como el precio de oferta agregado de la producción correspondiente el empleo de un cierto numero de empleados esto en un gráfico llega a tener la forma de una línea de 45º, la demanda de los bienes a precios dados es igual a la oferta de bienes. Una parte de la demanda agregada total de los bienes comprendía la demanda de inversión (planta, equipo etc.) y Keynes creía que una gran masa de estos gastos, al menos a corto plazo, pueden considerarse como autónomos o independientes del nivel de la renta, el supuesto puede ser perfectamente razonable dado que los grandes negocios adquieren compromisos de inversión a largo plazo que tienen lugar a corto plazo al margen de las condiciones de la renta.


GRAFICA. 2 CURVA DE OFERTA DEMANDA A CORTO PLAZO


La curva de oferta agregada indica la cantidad de bienes y servicios que producen y venden las empresas a cualquier nivel de precios dados, la relación entre el nivel de precios y la cantidad ofrecida, depende del horizonte temporal. A corto plazo la curva de oferta agregada tiene pendiente positiva por tres posibles teorías:

· Según la nueva teoría clásica de las percepciones erróneas, un descenso imprevisto en el nivel de precios lleva a los oferentes a creer erróneamente

· que sus precios relativos han bajado, lo cual induce a reducir la producción.

· Según la teoría keynesiana de los salarios rígidos, un descenso imprevisto en el nivel de precios eleva temporalmente los salarios reales, lo cual induce alas empresas a reducir el empleo y la producción.

· Según la teoría keynesiana de los precios rígidos, un descenso imprevisto n el nivel de precios, hace que las empresas tengan temporalmente unos precios muy altos, lo cual las induce a reducir la producción y las ventas.

La intersección de las funciones de demanda agregada y oferta agregada determina el nivel de equilibrio de la renta. Si la renta es mayor, la oferta agregada será mayor que la demanda agregada. El punto importante de esto es que un nivel de producción generado por el consumo y la inversión, aunque estable, no es necesariamente un nivel del producto nacional correspondiente al de pleno empleo. Keynes llegaba a la conclusión de que en una economía podría darse un nivel de renta de equilibrio que fuera inferior al de pleno empleo.

PARTE III. PAPEL DE LA INVERSIÓN

Hay dos fuentes de gasto privado: el consumo y la inversión, de las dos Keynes considero el gasto en inversión, con mucho él más volátil, la demanda de la inversión viene determinada por una multitud de factores además del tipo de interés incluyendo los rendimientos futuros esperados. La eficiencia marginal del capital (inversión real) relaciona el coste de inversión del capital con los rendimientos esperados durante la vida de los proyectos de inversión. Keynes consideraba que las expectativas que dependen de factores psicológicos tienen efectos directos e importantes sobre la inversión y por lo tanto sobre la renta.

El punto relevante es, por supuesto, que la variación de la renta (DY) será mayor que la variación inicial de la inversión (DI)

El efecto multiplicador es teóricamente predecible, porque depende del valor numérico de la propensión marginal a consumir. La dependencia se explica fácilmente la inyección inicial de inversión (DI) es recibida en forma de renta por los receptores de la remuneración de los factores, esto significa que la renta aumenta en (DI) .Estos receptores tienen propensiones marginales a consumir ya a ahorrar que por supuesto suman mas de uno.

Así pues la condición caprichosa de la inversión privada, unida a los efectos de su multiplicador sobre la renta, significaban que la predicción de la renta agregada era compleja y difícil. Pero aunque los niveles seria niveles de pleno empleo solo por casualidad.

PARTE IV . LA TRAMPA DE LA LIQUIDEZ

Keynes sugiere que las preferencias de liquidez pueden saciarse en una depresión severa, cuando la disminución del ingreso haya reducido la demanda de dinero para fines de transacción y precaución la política monetaria haya aumentado ya la oferta monetaria. La curva de preferencia por la liquidez se vuelve infinitamente elástica debido a la expectativa unánime de los inversionistas en el sentido de que la tasa de interés ya no puede bajar más; los precios de los bonos son atan altos que nadie espera que aumenten mas, en consecuencia todos prefirieren atesorar dinero ocioso y la política monetaria deja de funcionar, no es necesario suponer que la curva de preferencia por la liquidez es completamente vertical. La “trampa de la liquidez” puede asumir la forma de una elasticidad-interes muy baja de la curva LM, las compras de bonos gubernamentales en el mercado abierto, por parte de las autoridades monetarias, pueden presionar hacia abajo la tasa de interés, pero el efecto es tan ligero que quizá se deban absorber todos los bonos en manos privadas a cambio de efectivo antes de que se alcance el nivel del ingreso del pleno empleo. A menos que las autoridades monetarias estén dispuestas a convertirse en los únicos tenedores de deuda y por lo tanto en los únicos prestamistas de la economía, una posibilidad que contradice directamente la lógica de la política monetaria, que es la de influir sobre la demanda agregada con un mínimo de intervención estatal, una política de dinero fácil no podrá inducir la recuperación.

La función LS muestra la demanda, por parte de la sociedad, de el dinero con finalidades especulativas, a la sociedad se le presenta la alternativa entre mantener bonos o mantener dinero. Keynes teorizo que a tipos de interés altos (que significan precios bajos en los bonos, puesto que existe una relación inversa) los individuos preferirían mantener bonos. Vulgarmente los bonos son un buen asunto a tipos altos de interés, sin embargo a medida que aumenta el precio de los bonos y la compra de bonos se hace cada vez menos atractiva la venta de bonos, a causa del aumento de los precios de los bonos (plusvalías), Así pues los individuos preferirían mantener una parte cada vez mayor de sus activos en forma de dinero (y menos en forma de bonos), a medida que disminuye el tipo de interés, una función semejante se presenta en el gráfico LS.

La función de preferencia por la liquidez tiene una característica típicamente keynesiana, la trampa de la liquidez, este había argumentado que el tipo de interés podría diminuir tanto (y el precio de los bonos ser tan alto) como para hacer que todos creyeran que los bonos era una mala inversión, en resumen, todos querrían mantener el activo mas liquido, el dinero. Aumentando el stock monetario nominal se reducirá el tipo de interés, pero un aumento adicional no tendrá ningún efecto sobre el tipo de interés.

TRAMPA DE LA LIQUIDEZ (FUENTE: HISTORIA DE LA TEORIA ECONOMICA Y DE SU METOODO)

Keynes consideraba que los precios eran demasiado inflexibles a la baja, las rigideces de la economía impedían que el nivel de precios disminuyese incluso en el caso de una demanda agregada decreciente en la economía, Keynes creía que los precios decrecientes y un conjunto de circunstancias adicionales podían mejorar la situación o lo que es mejor conocido como el efecto keynes.

PARTE V. EQUILIBRIO CON DESEMPLEO

Keynes se preguntaba si era posible estar en equilibrio con desempleo, la posibilidad de que no exista en una economía competitiva algún mecanismo que garantice el pleno empleo. Keynes probo la posibilidad del equilibrio competitivo con desempleo gracias al supuesto de que los salarios monetarios son rígidos hacia abajo. El trato de negar que la reducción de los salarios aunque fuese factible aumentar la demanda efectiva y se esforzó por tratar de comprobar que la reducción salarial no es un remedio contra el desempleo. El desempleo argumentaba Keynes, solo podía atacarse eficazmente mediante la manipulación de la demanda agregada.

Keynes creía que los trabajadores padecían la “ilusión monetaria”, es decir, que su comportamiento estaba relacionado con el salario monetario (W), mas que con el salario real (W/P), ellos rechazarían aceptar reducciones de sus salarios monetarios, pero aceptarían reducir sus salarios reales.

El trabajo se ofrecería en una cantidad X al salario monetario Y pero la demanda podría ser tal que el salario real solo se demandara una menor cantidad Xo, el resultado seria lo que Keynes llamo desempleo involuntario, el trabajador estaría involuntariamente desempleado pero con todo y esto el mercado estaría en equilibrio en el sentido que no podría esperarse ninguna tendencia automática para modificar el nivel de empleo Xo. Por lo tanto no podría presuponerse un único nivel de producción de pleno empleo, el equilibrio de la economía podía alcanzarse con cualquier nivel de utilización del trabajo.

Los trabajadores, no aceptarían una reducción en el salario monetario, reduciendo de este modo la tasa de salarios reales para aumentar el empleo, y segundo aunque lo hicieran los precios disminuirían probablemente en la misma proporción, originando el desplazamiento de la función de demanda de trabajo hacia la izquierda y manteniendo invariable el nivel de desempleo.

Los trabajadores estarían dispuestos a aceptar los aumentos de los precios resultantes de un incremento en la demanda, dadas unas tasas de salarios monetarios estables. Tales argumentos reducirían los salarios reales estimulando de esta manera el empleo.
Pero si son posibles las reducciones salariales, y si descartamos como improbables los valores extremos de las elasticidades de las curvas LM e IS, habrá siempre alguna reducción de los salarios y los precios que estimule el consumo aumentando la liquidez de la economía ha medida necesaria para saciar la tasa de interés, alcanzándose así el equilibrio con empleo pleno, pero podemos decir que es una contradicción hablar de que puede haber equilibrio con desempleo. Sin embargo Keynes argumentaba que los precios podían no permanecer constantes frente a los salarios monetarios decrecientes, porque unas rentas salariales decrecientes significan que disminuye la demanda de bienes y los precios de estos bienes. Sin embargo unos precios más bajos quieren decir que los salarios reales podrían no disminuir y que el empleo probablemente no aumentaría, los ajustes de las tasas de salarios monetarios eran una vía ineficaz para atacar el desempleo.

MERCADO DE TRABAJO KEYNESIANO (FUENTE: HISTORIA DE LA TEORIA ECONÓMICA Y SU MÉTODO)

PARTE VI . FLUCTUACIONES ECONOMICAS A CORTO PLAZO

Los economistas analizan las fluctuaciones económicas a corto plazo utilizando el modelo de demanda y oferta agregada, según este modelo la producción de bienes y servicios y el nivel general de precios se ajustan para equilibrar la demanda y la oferta agregada.

Cuando desarrollo su teoría de las fluctuaciones económicas a corto plazo, Keynes propuso la teoría de la preferencia por la liquidez para explicar, los determinantes del tipo de interés, según esta teoría el tipo de interés es el que equilibra la oferta y demanda de dinero.

Una elevación del nivel de precios eleva la demanda de dinero y sube el tipo de interés que equilibra el mercado de dinero, como el tipo de interés representa el costo de pedir prestamos, su subida reduce la inversión y, por lo tanto, la cantidad demandada de bienes y servicios.

A corto plazo el nivel de precios se mantiene constante, en un nivel fijado en el pasado, dado este nivel de precios fijo el tipo de interés se ajusta para satisfacer la ecuación LM (liquidez monetaria), dado este tipo de interés el nivel de producción se ajusta para satisfacer a la ecuación IS (inversión y ahorro).


Las rigideces de la economía tales como monopolios y sindicatos, ya que obstaculizan el movimiento fluido de los salarios y precios.

Según la teoría keynesiana de la rigidez de los salarios, un descenso imprevisto en el nivel de precios eleva temporalmente los salarios reales, lo cual induce a las empresas a reducir el empleo y la producción; Según la teoría keynesiana de la rigidez de los precios un descenso imprevisto en l nivel de precios hace que las empresas tengan temporalmente demasiado altos sus precios, lo cual induce a las empresas a reducir sus ventas y su producción.


CONCLUSIÓN

Como se ha visto en este estudio, las aportaciones de Maynard Keynes son muchas y muy importantes, las cuales siguen vigentes hasta en la actualidad, el da demasiada importancia al tipo de interés, al dinero, al empleo y si lo vemos desde ahí son aspectos muy básicos que hay en la economía.

Con el se retorno a los problemas macroeconómicos, donde se cuestionaba la intervención del estado en la economía, Con Keynes se trataron nuevos temas como la inflación, la devaluación y otros más. Un punto muy importante que el trato fue que analizo a corto plazo, ya que el creía que era lo mejor, porque se estaba viviendo el momento como el decía, para el largo plazo ya habremos muerto. El abogaba por que la política fiscal y la política económica adoptaran medidas para influir en la demanda agregada.

Hay que recordar que Keynes vivió en un momento difícil para la economía mundial ya que el sufrió la depresión de los 30´s y las dos guerras mundiales.

Su vida fue muy interesante y muy activa, pero su actividad económica fue simplemente la mejor.









[1]  Aunque también cabe preguntarse en el fondo ¿Qué es una ciencia?. Para Shumpeter es ciencia toda
forma de conocimiento instrumentalizado esto es debido a que las nuevas teorías relativistas sobre la física ponen en tela de juicio incluso cualquier percepción que pensemos cierta que provenga del mundo
real. Pero esa definición tan amplia puede incluir pseudociencias como la astrología o la osteopatía cuyos
métodos formales son complejos pero pensamos que no estudian nada que sea, hoy por hoy,
contrastadamente real.
[2]  La distinción entre ciencia y arte no necesariamente beneficia a los primeros. Baste con observar que
sociedad retribuye mucho mejor a sus mejores artistas que a sus mejores científicos.
[3] Muchos individuos no desean que la Economía sea una Ciencia, sus razones se mezclan con sus intereses:
a) Porque afecta a intereses directos de individuos o grupos y los afectados se oponen.
b) Porque, a veces, parece tener pocos resultados prácticos.
c) Porque, en ocasiones, se ha aliado con ideologías.